Los servicios de inteligencia estadounidenses acusaron el lunes por la noche a Rusia de participar “activamente” en operaciones de desinformación en los siete estados clave del país que deben determinar el resultado de las elecciones presidenciales del martes.
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Estos siete estados llamados pivotales (Arizona, Nevada, Georgia, Carolina del Norte, Pensilvania, Michigan y Wisconsin) tienen la llave del sufragio universal indirecto a través del cual la demócrata Kamala Harris o el republicano Donald Trump accederán a la Casa Blanca.
“Rusia es la amenaza más activa” en estos estados americanos, acusaron la Policía Federal (FBI), la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) y la Agencia de Seguridad de Infraestructuras y Ciberseguridad (CISA).
“Estos intentos corren el riesgo de incitar a la violencia, incluso contra funcionarios electorales”, alertan estos servicios.
Los “estados indecisos”, que pueden inclinarse hacia un lado o hacia el otro, ya son el blanco de acusaciones de los republicanos de “trampas” y “fraudes” supuestamente perpetrados por los demócratas.
Según la ODNI, recientemente circuló en redes sociales un video con una entrevista a una persona que afirma que el fraude con boletas falsas y alteraciones de padrones electorales fue para favorecer a Kamala Harris en Arizona.
El Secretario de Estado de Arizona, Adrian Fontes, calificó el video de “completamente falso” y su estado, considerado un bastión de la conspiración electoral, tomó medidas para proteger a sus trabajadores electorales y sus operaciones electorales.
Su homólogo en Georgia (sureste), Brad Raffensperger, informó el jueves sobre “un vídeo que pretende mostrar a un inmigrante haitiano que posee varios documentos de identidad de Georgia y afirma haber votado varias veces”.
El FBI, ODNI y CISA habían confirmado que “agentes de influencia rusos habían fabricado” este vídeo.
Moscú denunció el sábado estas “acusaciones infundadas” y “todas las insinuaciones sobre “maquinaciones rusas” (como) calumnias maliciosas”.
No es la primera vez durante esta campaña presidencial estadounidense que Washington acusa a Moscú, pero también a Teherán, de participar en operaciones de desinformación en las redes sociales para provocar disturbios.
Como durante la victoriosa campaña de Donald Trump en 2016, Rusia negó cualquier actividad desestabilizadora en Internet y aseguró “respetar la voluntad del pueblo estadounidense”.