El 4 de noviembre de 1979, menos de nueve meses después del derrocamiento del último Sha de Irán, un grupo de estudiantes partidarios de la Revolución Islámica irrumpieron en la embajada de Estados Unidos en Teherán, acusados de ser un “nido de espías”.
Los estudiantes habían exigido, para liberar a los rehenes, que Estados Unidos extraditara al sha para que pudiera ser juzgado en Irán.
La crisis no terminó hasta 444 días después, tras la muerte del soberano depuesto en Egipto, con la liberación de 52 diplomáticos estadounidenses.
Posteriormente, Washington rompió relaciones diplomáticas con Teherán, que no se han restablecido desde entonces, e impuso un embargo.
La manifestación del sábado por la mañana tuvo lugar en un momento en que Israel, el enemigo jurado de la República Islámica, está en guerra con varios de los aliados de Irán: contra Hamás en Gaza pero también en su frontera norte contra Hezbolá.
El 26 de octubre, el ejército israelí admitió públicamente por primera vez haber atacado objetivos militares en territorio iraní, en una operación presentada como represalia por los ataques con misiles iraníes contra Israel el 1 de octubre.
Israel advirtió a Irán contra cualquier respuesta a estos ataques, que mataron al menos a cuatro soldados, según las autoridades iraníes.