Condena de un ex empleado del consulado de Estados Unidos en Rusia

Condena de un ex empleado del consulado de Estados Unidos en Rusia
Condena de un ex empleado del consulado de Estados Unidos en Rusia
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Nueva condena a un ex empleado del consulado de Estados Unidos en Rusia. Washington denuncia “acusaciones infundadas” y “injusticias escandalosas”. Las tensiones diplomáticas se están intensificando entre los dos países en el contexto del conflicto en Ucrania. ¿Un nuevo episodio en la guerra de espías?

Las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Rusia atraviesan una nueva zona de turbulencias. Washington reaccionó con fuerza este sábado ante la condena, la víspera por parte de la justicia rusa, de un ex empleado del consulado estadounidense en Vladivostok por “colaboración secreta con un Estado extranjero”.

Robert Shonov, ciudadano ruso que trabajó hasta 2021 para la representación diplomática estadounidense en el Lejano Oriente ruso, recibió una pena de prisión de casi cinco años. Según las autoridades rusas, transmitió información confidencial a los estadounidenses sobre el conflicto en Ucrania a cambio de una remuneración.

Washington denuncia una “injusticia escandalosa”

En respuesta a esta sentencia, el portavoz de la diplomacia estadounidense, Matthew Miller, declaró en un comunicado que “su condena por acusaciones infundadas constituye una injusticia escandalosa”. Aseguró que Shonov fue contratado después de su salida del consulado “como contratista privado” únicamente para llevar a cabo una revisión rutinaria de los medios rusos de acceso abierto.

Según Washington, las acusaciones rusas “son enteramente ficticias e infundadas”. De no ser por Moscú, el ex empleado consular habría servido como agente de “enlace” con dos diplomáticos estadounidenses, expulsados ​​el pasado mes de septiembre en el contexto de este supuesto asunto de espionaje.

Intercambios de prisioneros en medio de tensiones

Este nuevo diferendo se produce en un contexto de fuertes tensiones entre ambas potencias, exacerbadas por el apoyo militar y financiero de Washington a Ucrania ante la ofensiva rusa. En los últimos años, varios ciudadanos estadounidenses han sido arrestados y condenados severamente en Rusia, mientras que otros están detenidos en espera de juicio.

Estados Unidos acusa periódicamente a Moscú de querer utilizar a estos prisioneros como moneda de cambio para obtener la liberación de los rusos encarcelados en suelo estadounidense. El 1 de agosto, los dos países llevaron a cabo el mayor intercambio de detenidos desde el fin de la Guerra Fría.

El acuerdo permitió la liberación del opositor ruso Vladimir Kara-Mourza, del periodista estadounidense Evan Gershkovich y del ex marine Paul Whelan, a cambio de la entrega a Moscú de dos agentes secretos y dos piratas informáticos rusos.

Una guerra de espías de fondo

Más allá de este intercambio tan publicitado, la condena de Robert Shonov ilustra la persistencia de una verdadera guerra en la sombra entre los servicios de inteligencia de los dos países. Una rivalidad exacerbada por las crisis geopolíticas, empezando por el conflicto de Ucrania.

Moscú acusa periódicamente a los diplomáticos occidentales estacionados en Rusia de participar en actividades de espionaje bajo cobertura diplomática. Una sospecha compartida por parte estadounidense hacia los representantes rusos en Estados Unidos. Y el caso del ex empleado del consulado sería sólo la punta del iceberg.

Detrás de la fachada de relaciones oficiales, las dos potencias se esfuerzan por reclutar agentes e informantes de las filas opuestas. Una guerra en la sombra que recuerda las horas más oscuras de la Guerra Fría, con su cuota de espías, dobles tratos y traiciones. Y el conflicto ucraniano claramente ha reavivado esta carrera por la información.

Ucrania, nuevo epicentro de la rivalidad ruso-estadounidense

A los ojos de Washington, Ucrania se ha convertido en el nuevo campo de batalla de rivalidad estratégica con Moscú. La inteligencia estadounidense trabaja para obtener información sobre las operaciones y planes rusos, al tiempo que ayuda a Kiev a protegerse contra los intentos rusos de infiltración y desestabilización.

Por su parte, el Kremlin busca obstaculizar el apoyo occidental a Ucrania y preservar su influencia sobre su vecino. Una lucha por la influencia que también implica espionaje y trucos sucios, como lo demuestra el caso Shonov. Pero si éste aparece en los titulares, ¿cuántos otros permanecen a la sombra de los servicios secretos?

“El espionaje siempre ha sido parte de las relaciones internacionales. Pero con la guerra en Ucrania adquirió una dimensión existencial”. (Analista de Inteligencia)

En esta nueva Guerra Fría, el asunto del ex empleado del consulado estadounidense es sin duda sólo una escaramuza entre otras. Pero ilustra el continuo deterioro de las relaciones entre los dos gigantes y los crecientes riesgos para quienes quedan atrapados en el fuego cruzado. Una observación preocupante en un momento en que el mundo necesita diálogo y apaciguamiento más que nunca.

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