La carrera Marsella-Cassis, que tuvo lugar el domingo 27 de octubre, adquirió este año un carácter único y potente gracias a la acción de un grupo de corredores reunidos bajo el lema TRÁELOS DE VUELTA A CASA AHORA.
El colectivo, formado en torno a Liza Drahi y Déborah Cohen, dos amigas que deseaban rendir homenaje y dar visibilidad a los 101 rehenes israelíes que aún se encuentran en Gaza, logró movilizar a 64 corredores. Esta iniciativa nació de un impulso espontáneo, alimentado por el deseo de hacer algo más que un simple gesto simbólico.
Sandra Amar, activista desde hace mucho tiempo (sitio conmemorativo del Camp des Milles, Crif Marsella Provenza, Consistorio israelita de Marsella, ex miembro de la junta directiva del centro cultural Edmond Fleg) y organizadora de este evento, coordinó esta participación en el seno del Marsella- Cassis, supervisando la comunicación, las asociaciones, la logística y las relaciones con la prensa. Para ella, y para todo el colectivo, el objetivo era hacer eco del drama de los rehenes. Correr con determinación y resistencia inspiradas por el destino de estas 101 personas privadas de libertad fue demostrar que la lucha por su liberación no se libra sólo en Israel, sino también en la diáspora.
El grupo corrió con el objetivo de concienciar a un amplio público. Al mostrar el mensaje TRAERLOS VIVOS A CASA En sus camisetas, desafiaron y encontraron el apoyo de otros corredores y espectadores, quienes alentaron su acción. También estuvieron presentes miembros de grupos de apoyo, como los del 7 de Octubre en Marsella y Aix-en-Provence, para aumentar esta visibilidad mostrando retratos de los rehenes. La solidaridad del público, la ayuda mutua dentro del grupo y el fervor de cada uno de los corredores permitieron transformar este maratón en un testimonio vibrante de apoyo a las familias de los rehenes y un recordatorio de la urgencia de su liberación.
A través de esta acción, el colectivo de corredores demostró que es posible transformar el deporte en un acto de solidaridad internacional. Esta continua visibilidad de los rehenes a través de la carrera simbólica Marsella-Cassis envía un fuerte mensaje: el mundo no los olvida, y sus familias pueden encontrar en estos gestos consuelo y seguridad de que su causa sigue viva. Más allá de la carrera, este evento testimonia el compromiso de la diáspora judía, reforzando la idea de que la libertad de cada rehén está en el centro de las preocupaciones globales, o debería estarlo.