Imaginaron que su terrible experiencia había terminado. Tras una larga batalla legal, los propietarios consiguieron el desalojo de su inquilino, que llevaba treinta y tres meses sin pagar el alquiler. Dejó el lugar a principios de agosto, dice France Bleu Poitou. Pero cuando entraron en su propiedad en La Chapelle-Viviers (Viena) a principios de octubre, el matrimonio de sesenta años quedó en shock al descubrir el estado de la casa.
El inquilino había dejado atrás sus muebles: un armario, su televisor, un sofá, una mesa. Imposible tirarlo todo. Los propietarios se vieron obligados a alquilar por su cuenta una caja para guardar las pertenencias abandonadas por el hombre, ya que tenía un mes para venir a recogerlas, como exige la ley.
“Rastros de orina” y “excrementos” de gato
Pero la pesadilla no terminó ahí. “El suelo de parquet estaba deformado, había rayones en las paredes, restos de orina de gato e incluso excrementos de gato”, describió el propietario. Se rompió una ventana. Habían dejado aquí y allá botellas de cerveza, salsas, latas de pintura, herramientas. Por no hablar de la carne podrida en la nevera. “Realmente olía a muerte”, añadió.
Los costes para los propietarios siguen aumentando, informan los medios: 3.850 euros por la limpieza, 1.500 por los daños y 4.000 por pagar al alguacil. Imposible para la pareja pagar tales cantidades. Pidió a voluntarios que vinieran y lo ayudaran a limpiar el alojamiento antes de poder mudarse.
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