La Comisión Europea celebró el jueves una caída de las emisiones netas de gases de efecto invernadero del 8,3% en 2023 en la UE, respecto al año anterior, gracias al desarrollo de las energías renovables.
“Se trata del mayor descenso anual en décadas, a excepción de 2020, cuando el Covid-19 provocó una reducción de las emisiones del 9,8%”, subraya Bruselas en un comunicado.
“Las emisiones netas de gases de efecto invernadero están actualmente un 37% por debajo de los niveles de 1990, mientras que el PIB aumentó un 68% durante el mismo período”, una señal de la “continua disociación entre emisiones y crecimiento económico”, afirma el ejecutivo europeo.
“La UE sigue en camino de cumplir su compromiso de reducir sus emisiones en al menos un 55% de aquí a 2030”, asegura además la Comisión.
Las emisiones procedentes de la producción de electricidad y la calefacción han disminuido un 24% en comparación con 2022, gracias al desarrollo de turbinas eólicas y paneles solares, y a la “transición hacia el carbón”.
En 2023, las energías renovables representaron el 44,7% de la producción eléctrica en la Unión Europea (+12,4%) frente al 32,5% de la electricidad producida por combustibles fósiles (-19,7%) y el 22,8% (+1,2%) por las centrales nucleares.
El mix eléctrico, sin embargo, varía mucho según el país europeo.
Las emisiones del sector de la aviación también aumentaron un 9,5% en Europa, continuando su tendencia post-Covid.
Bruselas aspira a alcanzar la neutralidad climática en 2050. Una de las primeras tareas del nuevo equipo de Ursula von der Leyen, que asumirá el cargo a principios de diciembre, será negociar el objetivo de 2040, para el que la Comisión recomienda un 90% reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990.
Pero la derecha, la fuerza principal en el Parlamento Europeo, ve esta cifra con cautela. La reducción del 90% de las emisiones en 2040 es “extremadamente ambiciosa”. “Necesitamos discutirlo con las partes interesadas para ver si es factible”, advirtió ya el eurodiputado del PPE, Peter Liese.
El auge de la extrema derecha en las últimas elecciones europeas también hace temer a las ONG un desmoronamiento de las ambiciones medioambientales de la UE.
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