El fabricante de automóviles japonés Mitsubishi Motors, aliado de Renault y Nissan, anunció este jueves que fue condenado en Estados Unidos a pagar mil millones de dólares en concepto de daños y perjuicios en un caso de accidente de tráfico que afectó a uno de sus vehículos. Mitsubishi Motors aclaró en un comunicado que no aceptó esta sentencia relativa a su filial norteamericana, que prevé recurrir.
Si bien no es raro ver daños que superan el millón de dólares en casos de accidentes de tráfico en Estados Unidos, la cantidad concedida en este caso es particularmente elevada, aunque sin llegar a ser un récord. Este juicio iniciado en 2018 está relacionado con un accidente de tráfico ocurrido el año anterior en Pensilvania (noreste de Estados Unidos).
Un defecto del cinturón de seguridad
Francis Amagasu, que conducía un Mitsubishi 3.000 GT, perdió el control de su deportivo al intentar adelantar a un vehículo que le precedía. El accidente lo dejó tetrapléjico. Un tribunal de Filadelfia falló a favor de la demandante, la esposa de Francis Amagasu, quien afirmó que las graves lesiones de su marido se debían a un mal funcionamiento del cinturón de seguridad, y que por tanto el fabricante del vehículo debía ser el responsable.
Mitsubishi Motors “discute la afirmación del demandante de que el vehículo estaba defectuoso”, reaccionó el fabricante en su comunicado de prensa. La sentencia, dictada el lunes y notificada a Mitsubishi Motors el miércoles, confirma la decisión de un jurado popular del mismo tribunal del pasado mes de octubre, que ordenó una indemnización similar.
Hasta 1.700 millones de dólares
Dado que el fabricante tiene previsto recurrir, el impacto de esta condena en sus futuros resultados financieros sigue siendo “incierto”, añadió. Esta aclaración no impidió que su acción cayera un 4,4% el jueves en el parón de mitad de sesión en la Bolsa de Tokio, yendo en contra de la tendencia alcista del mercado.
En 2022, el fabricante estadounidense Ford fue condenado a pagar 1.700 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios por un defecto de fabricación en uno de sus modelos que provocó la muerte de una pareja en Georgia (sur de Estados Unidos) en un accidente de tráfico en 2014.
