Desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás palestino hace siete meses, la ofensiva israelí ha provocado, además de un alto costo humano y una grave crisis humanitaria, una destrucción de una escala “enorme y sin precedentes” en la franja de Gaza. Según análisis satelitales de los investigadores estadounidenses Corey Scher y Jamon Van Den Hoek, hasta el 21 de abril, el 56,9% de los edificios de la Franja de Gaza habían sido dañados o destruidos, es decir, 160.000 en total.
Durante las primeras seis semanas de la guerra, “el 60% de los establecimientos sanitarios fueron declarados dañados o destruidos”, explica el académico Corey Scher. Hoy, cinco de ellos están completamente destruidos (según datos de OpenStreetMap, del Ministerio de Salud de Hamás vía Ocha, la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU y Unosat, el centro satélite de Naciones Unidas, recopilados por elAFP) y el 28% funcionan parcialmente, según la ONU.
Los edificios escolares, que sirven de refugio a los desplazados, en particular aquellos que ondean la bandera azul de la ONU, también están pagando un alto precio: UNICEF registró, hasta el 25 de abril, 408 escuelas dañadas (es decir, al menos el 72,5% de los 563 establecimientos que enumerados). De ellos, 53 quedaron completamente destruidos y 274 afectados directamente.