Generar vocaciones y también descubrir el oficio de apicultor, tal era el objetivo de la jornada de puertas abiertas que tuvo lugar en el seno de la asociación Aristée de Antibes. Aficionados y profesionales se encontraron en un colmenar escolar, todos protegidos por un mono imprescindible.
Es en el espacio tranquilo y bucólico de la escuela apiario de Antibes en la avenida Philippe Rochat, creada hace tres años, donde los aficionados pudieron acercarse a estos fascinantes insectos.
Conocimientos ancestrales transmitidos en el transcurso de unas horas.
Fue un domingo bastante inusual para los amantes de la miel y la apicultura. Después de una primera operación similar en Haut-Var, fue en Antibes donde pudieron conocer a las abejas y comprender así una profesión restrictiva y a veces poco gratificante.
Esta jornada de sensibilización fue un verdadero éxito para los visitantes pero también para los profesionales.
Dimos nuestro tiempo porque es importante transmitir nuestros conocimientos. En nuestra profesión hay tantas alegrías como decepciones. Rara vez seguimos siendo apicultores toda la vida, sobre todo debido a la amenaza del avispón asiático.
Cyrille Gaudin, apicultor, presidente de la asociación Aristee
Un tiempo para compartir y también para concienciar.
“ Cuando vemos estas abejitas, cada vez, son emociones. »
Por primera vez, los apicultores no profesionales pudieron adentrarse en este mundo hasta ahora desconocido. ¿Se convertirán más tarde en apicultores? Nada es menos seguro, pero en cualquier caso este mundo les parecerá menos lejano.
Un apicultor es un agricultor que vive con las estaciones y que debe pensar en el medio ambiente, en particular en la floración.
El conocimiento les fue transmitido en un mundo casi perfecto, sombreado, silencioso y pastoral.
Una manera de concienciar a todo el mundo sobre este mundo a veces cruel.
Abejas en peligro pero que es absolutamente necesario proteger
Consideradas guardianas de la biodiversidad y los ecosistemas, las abejas deben luchar diariamente contra los avispones asiáticos, el cambio climático y los insecticidas.
En el mundo contamos 20 000 especies de abejas, 2000 especies en Europa y 1000 en Francia. La actividad humana tiene un gran impacto en las abejas y otros polinizadores.
La tasa de extinción de las abejas sería entre 100 y 1000 veces mayor de lo normal.
Por eso debemos hacer todo lo posible para preservarlos. Esto es lo que hacemos como apicultores, intentar protegerlos al máximo.
Cyrille Gaudin, presidente de la asociación de apicultores Aristee
Para acercarse a las abejas, por motivos de seguridad, era obligatorio llevar un traje de protección.
Los aficionados pudieron ponerse el uniforme de apicultor pero también y sobre todo su vida diaria. Si es así, entonces el mensaje de esta jornada de puertas abiertas ha llegado bien.