El día que el “Belem” casi se hunde en el puerto de Bourg-sur-Gironde

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El único testigo de la navegación mercante, el buque escuela “Belem”, botado en los Chantiers Dubigeon de Nantes, acoge cada año a varios centenares de aprendices que vienen a familiarizarse con la navegación antigua. Propiedad de una fundación creada por la Unión de Cajas de Ahorros que lo restauró, el edificio ofrece a los aficionados una introducción a alta mar al timón y al mástil.

El ejercicio no siempre es seguro. Sucede que los dieciséis miembros de la tripulación profesional encargados de supervisar a la tripulación de cabina en cubierta son pillados con la guardia baja. Éste fue el caso del sábado 13 de octubre de 2001, en el estuario de la Gironda.

Ese día, el velero descubierto en Burdeos durante el Cutty Sark de 1990 regresó, pero fue en Bourg-sur-Gironde donde se detuvo. El último mástil francés de tres mástiles del siglo XIX debe ser el plato fuerte de las atracciones de Déco Bourg, la gran feria de la decoración. A su llegada, por la tarde, está prevista una recepción con gran pompa: 30 figurantes que representan la corte del rey Luis XIV, cuyo destino estaba vinculado a Bourg en 1650, le esperan en el muelle, entre la multitud de visitantes. A continuación, se representará en la Ciudadela un espectáculo, “El rey, el monje y la higuera”, y para la ocasión se lanzará una nueva delicia, “La higuera de Bourg”. La noche pirata que cerrará esta tarde tendrá lugar en el puerto, en el recinto de Brouette.

El gran susto del “Belem” en el puerto de Bourg

Pero ahí lo tienes. La celebración se verá arruinada por un accidente rarísimo que marcó la memoria local. Maryvonne Hargous, ex corresponsal de “Press à l’Ecole” que trabajó durante mucho tiempo con “Sud Ouest”, todavía lo recuerda, más de veinte años después.

Al cruzar la corriente, corría el riesgo de partirse en dos con los restos del “Glysia II”, el petrolero italiano hundido en 1944 frente a Bourg por los alemanes.

Por la noche, mientras la marea baja, el barco escuela, que se creía firmemente amarrado en la orilla del río, recupera subrepticiamente su libertad y se pone en camino. El cadáver colocado especialmente por el equipo de faros y balizas no resistió y resbaló, dejando el barco a la deriva hacia el pontón donde estaban amarrados otros edificios, entre ellos el “Kriter VI”, otro barco perteneciente al patrimonio náutico. Y el “Belem” lo golpeó violentamente. A pesar de su casco de aluminio, el monocasco de 16,50 m de eslora, en el que Olivier de Kersauzon había corrido la Transat en dos, sufrió el impacto.

“Dos remolcadores de Burdeos intentaron urgentemente, durante la noche, sacar al “Belem” de esta situación tan mala”, cuenta Maryvonne Hargous. “Al otro lado de la corriente, corría el riesgo de partirse en dos con los restos del “Glysia II”, el petrolero italiano hundido en 1944 frente a Bourg por los alemanes. La cubierta del velero era de madera, los cabos de remolque arrancaron sus cornamusas de amarre… Fue necesario abandonar la operación y esperar la próxima marea para escapar de esta delicada situación. »


El “Belem” chocó contra el monocasco de Kersauson. Imagen enviada por Maryvonne Hargous.

DR

Una inmersión en los archivos del “Sud Ouest” confirma que sólo con la marea creciente el barco pudo salir de la situación. El barco de tres mástiles, informa el periódico en su edición del 14 de octubre, pudo finalmente refugiarse en Blaye el domingo, precisando que parte de las festividades previstas el día anterior tuvieron que ser canceladas. El mismo día, Maryvonne Hargous también lo recuerda, “France 3 Aquitaine” dedicó un tema de sus informativos a esta historia que podría haber salido muy mal. Un equipo de France 3 fue enviado al lugar a medianoche para informar.


“Belem” aborda “Kriter VI”, título “Sud Ouest” el 14 de octubre de 2001.

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¿De quién es la culpa?

La Fundación Belem y su aseguradora sostuvieron durante años que el accidente no fue culpa suya. Es un error si creemos en la sentencia dictada el 4 de agosto de 2008 por el tribunal administrativo de Burdeos después de varios años de procedimiento. Los jueces consideraron que no había motivo para condenar al municipio de Bourg-sur Gironde, al puerto autónomo de Burdeos y al Estado a pagar los 100.000 euros en concepto de daños y perjuicios reclamados por los propietarios del barco. Concluyeron que “la deriva del barco se debió únicamente a su mal posicionamiento, mientras se encontraba en un lugar sujeto a importantes corrientes”, explica “Sud Ouest”, el 5 de agosto de 2008.

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