En el grandioso entorno del interior de Grasse, en Séranon, se conserva una casa de dos plantas, humeante y carbonizada, que ya no es más que una ruina.
Y luego, aguas arriba del chalet quemado, a unos 200 metros campo arriba, el cuerpo de un hombre, yaciendo sin vida, con la cabeza impactada por un arma de fuego. Junto a él hay un rifle de asalto calibre 7 y 62 mm, así como un casquillo en el suelo.
Fue un descubrimiento muy siniestro el que hicieron los gendarmes de Séranon cuando llegaron a la avenida Notre Dame el lunes 30 de septiembre por la mañana.
La víctima no es otra que el propietario del edificio incendiado, un hombre de unos 55 años que parece haber cometido un acto de desesperación.
Fue la esposa del fallecido, de la que se encontraba en trámites de divorcio, quien alertó a la policía el lunes sobre las 11.00 horas porque su marido presuntamente había amenazado, a distancia y por teléfono, con “explotar todo”.
Un tirador deportivo que poseía armas.
Los brigadistas de Séranon fueron los primeros en acudir al lugar, a los que pronto se unió el PSIG (Pelotón de Vigilancia e Intervención) de Grasse.
Los soldados rápidamente aseguraron el perímetro, atentos al peligro.
Cuando los bomberos al mando del teniente Sébastien Paba llegaron también al lugar con una decena de vehículos, el chalet de dos niveles todavía estaba en llamas.
Pero tuvieron que esperar la señal de la policía para intervenir, porque el propietario aún no había sido encontrado y este tirador deportivo que poseía muchas armas podría resultar potencialmente peligroso.
Paralelamente a este operativo, otros gendarmes se desplegaron en otros municipios del departamento, con el fin de asegurar a la esposa y a la hija del presunto pirómano. Hasta el macabro descubrimiento…
Una autopsia para confirmar el suicidio
La investigación fue confiada a la Brigada de Investigación de Grasse, pero obviamente se favorece la teoría del suicidio. Una autopsia debería permitir confirmar científicamente lo que deja pocas dudas.
También se encontraban en el lugar técnicos de identidad criminal de Niza, así como la brigada canina Gilette para realizar reconocimientos y comprobar que la casa no albergaba ningún explosivo.
Anteriormente se habían escuchado varias detonaciones en el barrio, que tuvo que ser evacuado, pero probablemente se trataba de municiones que fueron impactadas por el fuego.
La casa calcinada todavía amenaza con derrumbarse y los 22 bomberos implicados tuvieron que extremar las precauciones en sus misiones de reconocimiento.
Se emitió una orden de peligro, con prohibición de acercarse.
