Cuna de Estados Unidos, Filadelfia es un bastión demócrata. La sexta ciudad del país concentra especialmente a votantes afroamericanos. Están en el centro de una batalla para defender el derecho al voto, al que algunos cargos electos republicanos intentan complicar el acceso, y representan un electorado esencial para Kamala Harris.
En la primera iglesia negra del país, fundada en 1794, los fieles son bastante mayores, pero están políticamente comprometidos. Varias mujeres lucen insignias con la imagen del vicepresidente. El pastor llama a la gente a acudir a las urnas. Pero hay muchos que no necesitan el recordatorio. “Lo que está en juego es el destino del país. Necesitamos a alguien que no nos destroce”, declara un fiel. “Este año están en juego la salud y los derechos de las mujeres. La democracia también”, coincide otro.
Pero en el resto de la ciudad, Jay aún no sabe qué nombre elegirá para poner en las urnas el 5 de noviembre. Este hombre, que vive en el mismo barrio desde hace 50 años, piensa que Estados Unidos no está preparado para colocar a una mujer al jefe de Estado. “Kamala no es más fuerte que Hillary”, afirma. Con sus amigos, votaron por Clinton en 2016, pero ahora dudan en hacer la misma apuesta.
