En “Semillas de la higuera silvestre”, Mohammad Rasoulof filma el horror totalitario en un hogar iraní

En “Semillas de la higuera silvestre”, Mohammad Rasoulof filma el horror totalitario en un hogar iraní
En “Semillas de la higuera silvestre”, Mohammad Rasoulof filma el horror totalitario en un hogar iraní
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Iman (Missagh Zareh) y Najmeh (Soheila Golestani), en “Semillas de la higuera silvestre”, de Mohammad Rasoulof. PELÍCULAS PIRÁMIDES

LA OPINIÓN DEL “MUNDO” – NO SE LA PUEDE PERDER

Hay varias maneras para que un cineasta iraní cuestione el poder en el poder. La sutil y silenciosa del difunto Abbas Kiarostami (fallecido en 2016 a los 76 años), una inmensa figura del cine mundial, por eso mismo difícil de encarcelar. La más directa de su antiguo asistente y heredero Jafar Panahi, de 64 años, autor de películas en las que el compromiso político compite con los hechizos de la ficción, por la que fue encarcelado y se le impidió filmar, contra la que despliega tesoros de coraje e ingenio para seguir haciéndolo a pesar de todo.

Por último, está el de Mohammad Rasoulof, de 51 años, al que se calificará, en recuerdo de Bruce Lee y Dominique Valera, de “full-contact” y que le mete en todos los líos posibles e imaginables. Inaugurada en 2002, su obra incluye ocho largometrajes de ficción, la mayoría de ellos realizados clandestinamente. El último, Semillas de la higuera silvestreinaugura lo que, por desgracia, estaba destinado a suceder: el exilio puro y simple del cineasta.

Así que iremos a ver esta película, muy buena, que es una especie de resumen de la descomposición de la autocracia iraní, para entender por qué. Porque es precisamente el funcionamiento íntimo del pensamiento totalitario lo que Mohammad Rasoulof intenta describir en esta época, una ambición que se hace posible muy hábilmente a través del prisma de una familia de clase media que se cocina sobre las brasas de un conflicto intergeneracional.

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El drama se desarrolla en torno a dos acontecimientos simultáneos. Por un lado, el nombramiento de Iman, el padre de familia, en el temido puesto de juez del tribunal revolucionario de Teherán. Por otro, el nacimiento del movimiento de protesta social Mujer, Vida, Libertad, nacido a raíz del asesinato, en septiembre de 2022, de la joven Mahsa Amini, a manos de la policía moral, que consideró que llevaba un velo indebido.

Cambio de estatus social

En esta doble ocasión, se produce una clara ruptura en el capullo familiar: las dos hijas del matrimonio, Rezvan y Sana, se suman inmediatamente a la causa de esta ola de protestas juveniles, que siguen en las redes sociales, mientras que los padres fingen estar informados por televisión del curso de los acontecimientos, ya que el poder los distorsiona. El primer acto de hostilidades lo gestiona la madre. Najmeh no es una fanática ni una mujer cruel, pero está satisfecha con el cambio de estatus social, y por tanto de vivienda, vinculado al nombramiento de su marido.

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Tomando en serio la corrección, la discreción y la ejemplaridad que se esperan de la familia de un juez del tribunal revolucionario, vigila atentamente a sus hijas adolescentes, asumiendo ese discreto lugar intermedio del genio de la casa patriarcal, que consiste en el mismo movimiento de liberar a su marido de la tarea de hacerlo y de proteger a sus hijas del dominio paternal. Esto, naturalmente, dentro de los límites de sus poderes y de sus fuerzas, que se ponen singularmente a prueba el día en que las dos hijas ofrecen la hospitalidad del apartamento familiar a una amiga que regresa de una manifestación con un ojo arrancado.

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