El viernes, una joven de 21 años fue asesinada a tiros en la localidad de Ferizaj, a unos treinta kilómetros al sur de Pristina. Su marido, sospechoso de haberla matado, fue detenido por la policía. Este asesinato conmocionó a Kosovo y empujó a varios cientos de personas a manifestarse en la capital el lunes por la tarde para exigir una política más dura contra los perpetradores de violencia contra las mujeres.
“La fiscalía tiene las manos manchadas de sangre”, “el tribunal tiene las manos manchadas de sangre”, “la policía tiene las manos manchadas de sangre”, “el Estado tiene las manos manchadas de sangre”, se lee en carteles y pancartas.
Unas horas más tarde, Kosovo se despertó con la noticia de la muerte de otra mujer, en la localidad de Peja, “probablemente asesinada por su marido”, según la fiscalía. “El sospechoso fue arrestado y los equipos pertinentes llegaron al lugar”, se lee en el comunicado de prensa.
“Desafortunadamente, hoy todos nos hemos despertado con la terrible noticia del asesinato de una mujer a manos de su marido”, reaccionó el presidente Vjosa Osmani. “Este terrible fenómeno que daña a nuestra sociedad y a nuestro Estado, estos feminicidios hay que frenarlo a toda costa. La única manera de detenerlo es despertar como sociedad, como Estado y como nación”.
En 2023, la policía registró más de 1.100 casos de violencia contra las mujeres en este país de 1,8 millones de habitantes, pero las organizaciones de derechos humanos dicen que esa cifra representa sólo una pequeña fracción de los casos. Según las autoridades, desde 2010, 55 mujeres han sido asesinadas en Kosovo.
