¿Puede nuestra herencia genética definir si nos veremos afectados o no por la depresión? Ésta es la pregunta que intentó responder un estudio realizado por la Universidad de Edimburgo y el King’s College de Londres. En los resultados de los análisis realizados por un equipo de investigadores de todo el mundo se identificaron 300 factores de riesgo genéticos relacionados con la depresión, hasta ahora desconocidos.
Para lograr este descubrimiento, los científicos emprendieron una investigación a muy gran escala: se recogieron los datos genéticos de 5 millones de personas de veintinueve países. The Guardian señala que investigaciones anteriores sobre genética “involucró a poblaciones predominantemente blancas y ricas, descuidando a la mayor parte del mundo”. La Universidad de Edimburgo y el King’s College son una excepción: una cuarta parte del panel de estudio es de origen no europeo.
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Esta diversidad de los datos analizados permitió identificar cerca de 700 variantes del código genético relacionadas con el desarrollo de la depresión. Casi la mitad de estas relaciones eran desconocidas anteriormente. Según los cálculos de los científicos, 308 genes están asociados con un mayor riesgo de depresión. Los autores del estudio creen que estos descubrimientos permitirán prevenir mejor su aparición.
Además, los investigadores probaron más de 1.600 medicamentos sobre datos genéticos para observar la reacción de diferentes genes y, posiblemente, encontrar nuevos tratamientos para tratar la depresión. Entre las moléculas probadas, se observaron resultados prometedores con la pregabalina, un fármaco utilizado contra el dolor crónico, y con el modafinilo, un psicoestimulante administrado en el tratamiento de la narcolepsia. Los autores señalan, sin embargo, que todavía es necesario realizar pruebas y estudios en profundidad antes de poder considerar el potencial real de estas sustancias.
La depresión, todavía no se toma en serio
El profesor Andrew McIntosh, uno de los principales autores del estudio y miembro del Centro de Ciencias Clínicas del Cerebro de la Universidad de Edimburgo, considera, sin embargo, que la investigación realizada, aunque sustancial, no es suficiente. “Existen grandes lagunas en nuestra comprensión de la depresión clínica que limitan las oportunidades de mejorar los resultados para los afectados”él dice. Según él, “Es esencial realizar estudios más amplios y representativos a nivel mundial para proporcionar la información necesaria para desarrollar terapias nuevas y mejores, y para prevenir la enfermedad en personas con mayor riesgo de desarrollarla”.
David Crepaz-Keay, jefe de investigación y aprendizaje aplicado de la Mental Health Foundation, está de acuerdo. Aunque reconoce que la diversidad del patrimonio genético constituye “un importante paso adelante”quiere poner en perspectiva la importancia del factor genético en la aparición de la depresión. Según el investigador, “La prevención de la depresión debe centrarse en cuestiones sociales más amplias que afectan en mayor medida la salud mental, como las experiencias de pobreza o racismo”.
En cualquier caso, el manejo de los problemas depresivos podría tener un impacto considerable en la vida de muchos pacientes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “El 3,8% de la población sufre depresión”o 280 millones de personas.
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