Adulterio, dinero, fortunas familiares, aficiones secretas y vergonzosas… ¿Qué ocultamos a los demás? ¿Qué nos estamos ocultando a nosotros mismos? Nuestra serie de octubre pretende conocer a personas que no han contado todo a sus seres queridos y, a veces, también a su propia conciencia.
Gwendoline*, de 32 años, odia las mentiras. Es visceral e inquietante. El más mínimo secreto o el más mínimo silencio puede “volverla loca”. “Me gusta cuando todo es absolutamente claro, cuadrado, límpido. Un comportamiento inusual inmediatamente me parece sospechoso”. No es necesario buscar muy lejos para encontrar la causa de su “trauma”. A finales de los años 90, Gwendoline aún no tenía 6 años cuando su padre “mítico, mentiroso y manipulador” la convirtió en cómplice de su adulterio. Luego, una vez que sus padres se separaron, la obligó a guardar silencio sobre su nueva vida en pareja, durante cinco largos años. Dotada del silencio, también guardará silencio sobre las travesuras y el acoso moral de su madrastra. Hoy es a ella a quien su padre ha “fantasmado” voluntariamente durante casi diez años. También oculta su existencia al hijo de su segunda unión, un medio hermano de quince años a quien Gwendoline nunca ha conocido. Para que éste no sepa nada de estas mil hojas de pequeñas traiciones y…
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