Para muchos, equipar su tabla de surf con luces brillantes parece una invitación abierta a los tiburones, pero una investigación publicada el martes por científicos australianos demostró que, en cambio, podría prevenir ataques.
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El gran tiburón blanco ataca a menudo a sus presas desde abajo, confundiendo a veces la silueta de un surfista con la de una foca, explica la bióloga Laura Ryan de la Universidad Macquarie de Australia.
La investigadora y sus colegas pudieron demostrar que las tablas cubiertas con luces horizontales brillantes tenían menos probabilidades de ser atacadas por grandes tiburones blancos.
Según ellos, las luces distorsionan la silueta de la tabla en la superficie del océano, haciéndola menos apetecible.
“El miedo a los tiburones blancos existe desde hace mucho tiempo, y parte del motivo es que no los entendemos muy bien”, dice Ryan.
El estudio, publicado en la revista Biología actualse llevó a cabo en las aguas de Mossel Bay, en Sudáfrica, una zona muy frecuentada por los grandes tiburones blancos.
Los científicos utilizaron señuelos en forma de foca configurados con diferentes luces LED y los remolcaron detrás de un barco para ver qué objeto llamaba más la atención.
El estudio encontró que las luces más brillantes disuadían más a los tiburones, mientras que las luces verticales eran menos efectivas que las horizontales.
Los resultados son más prometedores de lo esperado, según Laura Ryan, que ahora planea construir prototipos que puedan usarse debajo de kayaks o tablas de surf.
Australia cuenta con dispositivos avanzados para monitorear tiburones, incluidos drones, redes antitiburones y un sistema de etiquetado que alerta a las autoridades cuando un tiburón está cerca de una playa concurrida.
Los resultados del estudio podrían permitir el uso de métodos menos invasivos.
Pero una mayor investigación revelaría si otros tipos de tiburones como el tiburón toro y el tiburón tigre, que se comportan de manera diferente, reaccionan de la misma manera a las luces, dicen los autores del estudio.
Desde 1791, se han producido más de 1.200 ataques de tiburones en Australia, 255 de los cuales provocaron la muerte, según una base de datos de la Taronga Conservation Society que registra todos los incidentes conocidos desde finales del siglo XVIII. El gran tiburón blanco es responsable de 94 de estas muertes.
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