Aunque el universo de Tolkien es fascinante, no está exento de contradicciones, especialmente a nivel geológico. Lejos de cualquier realismo, montañas, ríos y paisajes son lugares asociados a un universo mitológico.
El universo de JRR Tolkien ocupa un lugar emblemático en la literatura fantástica. Obras como El señor de los anillos y El Silmarillion demuestran la capacidad de Tolkien para crear un mundo de gran riqueza, poblado por civilizaciones antiguas, criaturas legendarias y paisajes espectaculares.
La Tierra Media, con sus vastas extensiones, imponentes montañas y misteriosos bosques, es el escenario de una epopeya que sigue cautivando a generaciones de lectores. Las adaptaciones cinematográficas de Peter Jackson reforzaron esta fantasmagoría, y la serie Los anillos de poder producido por Prime Video continúa en esta dirección al explorar nuevos aspectos de este universo manteniendo el atractivo visual y la profundidad mitológica de la obra original.
Sin embargo, aunque el universo de Tolkien es fascinante, no está exento de contradicciones, especialmente a nivel geológico. Desde montañas creadas por actos de fantasía hasta volcanes que desafían las leyes de la tectónica de placas, el mapa de la Tierra Media contiene elementos que eluden la explicación científica convencional. Este artículo examina estas inconsistencias a la luz del conocimiento moderno, poniendo en perspectiva las descripciones geográficas de Tolkien con su interpretación en las películas de Peter Jackson y la serie Prime Video, mientras busca comprender cómo las necesidades de la narrativa a veces han prevalecido. sobre la plausibilidad geológica.
Geología y fantasía: ¿una contradicción inevitable?
Cuando Tolkien diseñó la Tierra Media, no buscaba crear un mundo geológicamente exacto, sino construir un universo mítico y épico para sus historias. Inspirándose en leyendas y mitos antiguos, particularmente en la mitología escandinava, creó un mundo gobernado por fuerzas sobrenaturales en lugar de leyes naturales. El propio Tolkien reconoció las limitaciones geológicas de su mundo y admitió en su correspondencia que la geología de la Tierra Media era “severamente imperfecta según los estándares de la ciencia moderna”. Esto demuestra que la precisión científica no era su prioridad; favoreció el aspecto mítico de su universo.
Esta elección se explica en parte por el contexto científico de la época. Cuando Tolkien escribió El señor de los anillos (en las décadas de 1930 y 1940), la teoría de la tectónica de placas aún no estaba bien establecida, y no fue hasta finales de la década de 1960 que llegó a ser ampliamente aceptada. El conocimiento sobre la formación de montañas y volcanes era limitado, y Tolkien, sin formación en geología, imaginó un mundo donde las formas del relieve estaban determinadas por fuerzas sobrenaturales. Pero incluso si hubiera escrito más tarde, en una época en la que la tectónica de placas habría sido bien conocida, ¿qué le habría impedido imaginarlo todo, en un mundo de fantasía? ¿Se esperaba que fuera científicamente impecable?
En este universo, montañas, ríos y bosques no son simples elementos del paisaje, sino fruto de actos fantásticos o escenario de batallas mitológicas. Por ejemplo, las Montañas Nubladas, creadas por Morgoth, no son resultado de la tectónica de placas, sino de una precisa intención narrativa. Asimismo, la destrucción de Númenor y el hundimiento de la antigua Tierra de Aman están más relacionados con historias mitológicas, notablemente inspiradas en el mito de la Atlántida, que con procesos geológicos naturales.
Inconsistencias geológicas en la obra de Tolkien
El universo de Tolkien presenta marcadas inconsistencias geológicas, exacerbadas por las elecciones narrativas del autor. Tres ejemplos notables son las Montañas Nubladas, Mordor y Mount Doom, así como las Montañas Blancas.
Las Montañas Nubladas (Montañas Nubladas): Esta cordillera se extiende por miles de kilómetros con una orientación norte-sur casi perfecta. En realidad, tal formación implicaría una falla geológica importante o una larga historia tectónica, ausente en la historia. Una cadena montañosa tan vasta y lineal normalmente sería el resultado de procesos complejos como la colisión de placas tectónicas, con evidencia de importantes plegamientos, fallas y deformaciones, que nunca se mencionan en el trabajo de Tolkien. La ausencia de estos detalles geológicos sugiere que estas montañas fueron creadas con fines narrativos, más que para reflejar realidades geológicas.
Mordor y el Monte del Destino
El Monte Destino (también traducido como Montaña del Destino), un volcán activo desde hace milenios, es el único en Mordor, lo que es poco probable desde un punto de vista geológico sin otras manifestaciones volcánicas asociadas. La erupción inducida del Monte Destino, un momento central en la serie Rings of Power, es un ejemplo de cómo la narrativa puede prevalecer sobre la lógica geológica. En la serie, este evento cataclísmico se desencadena intencionalmente, lo que ilustra cómo fuerzas míticas y narrativas dan forma a los eventos para crear Mordor, mientras se distancian de los procesos geológicos realistas.
Geológicamente, este tipo de volcanes se forman a lo largo de zonas de convergencia donde una placa tectónica oceánica se desliza debajo de una placa continental u otra placa oceánica, un proceso llamado subducción. A medida que la placa se sumerge en el manto, experimenta un aumento de temperatura y presión, lo que provoca la liberación de fluidos volátiles como el agua. Estos fluidos, que escapan de la placa subducida, reducen el punto de fusión del manto suprayacente, creando magma. Este magma, menos denso que la roca circundante, sube a la superficie formando volcanes. Estos volcanes suelen estar ubicados en cadenas montañosas como los Andes o en arcos de islas como las Antillas Menores.
Las Montañas Blancas
Situadas muy al sur, estas montañas se describen como cubiertas de nieve permanente, lo que no concuerda con el clima de la región.
En realidad, las montañas cubiertas de nieve permanente se encuentran generalmente en latitudes elevadas, cerca de los polos o en altitudes muy elevadas, donde las temperaturas permanecen bajas durante todo el año.
Sin embargo, las Montañas Blancas están ubicadas muy al sur de la Tierra Media, en un área que correspondería aproximadamente a un clima templado o incluso subtropical en nuestro mundo. En una región así, es poco probable que una cadena montañosa pueda permanecer permanentemente cubierta de nieve a menos que alcance altitudes extremadamente altas, lo que no es el caso de las Montañas Blancas descritas por Tolkien. El contraste entre su situación geográfica y su capa de nieve perpetua constituye, por tanto, una inconsistencia climática, porque un clima más cálido y templado dificultaría la persistencia de la nieve en altitudes moderadas.
Por qué las adaptaciones amplifican las inconsistencias geológicas
Películas y series de Peter Jackson. Los anillos de poder acentuó estas inconsistencias por razones visuales y narrativas. Los paisajes grandiosos y los entornos extremos, aunque impresionantes, a veces pueden desafiar la plausibilidad geológica. Por ejemplo, Mordor se representa como una tierra árida dominada por un Monte del Destino aislado, creando monumentalidad a expensas de la credibilidad científica. La erupción provocada del Monte Destin en la serie. Los anillos de poderEl momento fundacional de la historia, acentúa este aspecto introduciendo un elemento espectacular, pero inverosímil desde el punto de vista geológico. Asimismo, las Montañas Blancas, con sus picos nevados, resultan aún más majestuosas en pantalla, acentuando el aspecto épico, pero distorsionando la realidad climática.
El universo de Tolkien, magnificado por adaptaciones cinematográficas y televisivas, va más allá de las realidades geológicas para servir a una narrativa épica y una mitología coherente en sí misma. Si las inconsistencias geológicas son innegables, se ven compensadas en gran medida por la riqueza narrativa y la inmersión que proporciona este universo. Películas y series de Peter Jackson. Los anillos de poderSi bien amplifica ciertas inconsistencias, logra capturar la esencia épica de la Tierra Media, ofreciendo un mundo ficticio cautivador a pesar de sus “defectos” científicos.
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