La ciencia acaba de confirmarlo: una cena abundante y tardía favorece el aumento de peso. La ciencia y los nutricionistas llevan mucho tiempo divididos sobre este tema. Algunos decían, no importa tu ritmo y tus horarios de comida, lo que importa es la cantidad de comida que ingerimos en 24 horas: si comemos más de lo que necesitamos, engordamos, de lo contrario, nuestro peso se mantiene estable.
Pero otros dijeron que para la misma cantidad de comida, lo que comemos por la mañana no tiene el mismo efecto que lo que comemos por la noche. De ahí la expresión: “Hay que desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo”.
Pero la ciencia no es ni intuición ni empirismo, sino un método serio. En 2022, investigadores de Boston compararon rigurosamente dos poblaciones con la misma actividad física, la misma cantidad de comida, el mismo tiempo de sueño, pero una con las comidas temprano en el día y la otra con las comidas tarde.
La falta de sueño a menudo se asocia con el aumento de peso
Analizaron las consecuencias de estas dos formas de comer desde todos los ángulos. Primera conclusión: comer tarde aumenta la sensación de hambre porque modifica las dos hormonas que regulan el apetito, la grelina y la leptina.
Una, la grelina, regula el apetito y la otra, la leptina, se asocia con la saciedad. Así, cuando comemos tarde, favorecemos la secreción de grelina en detrimento de la de leptina, lo que lógicamente aumenta nuestro apetito. Ya sabíamos que la falta de sueño altera la liberación de leptina, la hormona de la saciedad.
Es por eso que la falta de sueño a menudo se asocia con el aumento de peso.
Por lo tanto, la ciencia ha decidido
Segunda conclusión del estudio realizado por investigadores de Boston: cuando comemos tarde, nuestro cuerpo gasta menos energía al despertar. ¡Y cuando gastamos menos energía almacenamos más! Tercera conclusión: comer tarde reduce la temperatura corporal durante 24 horas ! Una vez más, un cuerpo ligeramente más frío significa menos energía gastada para calentarlo y, por tanto, más almacenamiento.
Finalmente, cuarta y última conclusión, las comidas tardías modificarían las vías metabólicas implicadas en el almacenamiento de las grasas de los alimentos, lo que se denomina abiogénesis, y en la liberación de estas grasas, lo que se denomina lipólisis. Si almacenamos más y eliminamos menos, significa que nos estamos haciendo más grandes. Tenemos entonces cuatro efectos que convergen hacia un menor gasto energético del organismo con las comidas tardías y hacia un mayor riesgo de obesidad.
Por lo tanto, la ciencia ha decidido: sí, es mejor comer temprano en el día que tarde en la noche, y si quieres comer bien por la noche, hazlo lo más temprano posible, 2 a 3 horas antes de acostarte. Esto permite que el cuerpo se enfríe después de la digestión, lo que favorece el sueño.
Leer más
