La NASA anunció el miércoles que había seleccionado a SpaceX para construir un vehículo capaz de empujar la Estación Espacial Internacional de vuelta a la atmósfera terrestre, permitiendo su destrucción tras su retirada en 2030.
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El contrato ganado por la multimillonaria empresa de Elon Musk tiene un valor total de hasta 843 millones de dólares, según un comunicado de la NASA.
La agencia espacial estadounidense ya había anunciado en el pasado su intención de sumergir la Estación Espacial Internacional (ISS) en la atmósfera terrestre sobre un océano una vez finalizada su vida útil. Algunas piezas se desintegrarán durante la maniobra, otras, más resistentes, acabarán en el mar.
Pero esta operación requiere el desarrollo de un vehículo potente, capaz de maniobrar una estación espacial que pesa unos 430.000 kg.
El vehículo SpaceX debería permitir “sacar de órbita la Estación Espacial y evitar cualquier riesgo para las zonas habitadas”, afirmó la NASA.
Al igual que la ISS, este vehículo debería descomponerse al volver a entrar en la atmósfera terrestre, afirmó la agencia espacial.
Una vez desarrollado, pertenecerá a la NASA, que será la encargada de operarlo durante su misión.
Estados Unidos, Japón, Canadá y los europeos se han comprometido a continuar las operaciones de la ISS hasta 2030. Rusia se ha comprometido hasta ahora hasta 2028.
“Sacar de órbita de forma segura la Estación Espacial Internacional es responsabilidad de las cinco agencias espaciales”, escribió sobriamente la NASA el miércoles.
A pesar de la guerra en Ucrania, la ISS sigue siendo una de las raras áreas de cooperación entre Washington y Moscú.
En abril, durante una audiencia en el Congreso estadounidense, el jefe de la NASA, Bill Nelson, destacó no obstante la necesidad de desarrollar rápidamente un vehículo de este tipo en Estados Unidos para garantizar el fin de la ISS.
Dentro de seis años, “¿seguiremos teniendo la misma relación para poder derribarla con los rusos? No podemos contar con eso”, dijo.
“Así que tenemos que empezar ahora a construir este vehículo americano fuera de órbita, que podría derribar toda la estación de forma segura para que no golpee a nadie ni a nada”, añadió.
El laboratorio volador ha estado habitado permanentemente desde hace más de 20 años.
Después de 2030, Estados Unidos apuesta por estaciones espaciales privadas en órbita terrestre baja, que podrían albergar a los astronautas de la NASA y a otros clientes. Varias empresas estadounidenses ya están trabajando en estos proyectos, incluidas Axiom Space y Blue Origin.
