Esta interrupción recuerda a la del pasado mes de julio, que también trastornó la vida cotidiana de muchas organizaciones en todo el mundo. Apenas unos meses después, la observación es similar: las empresas afectadas luchan por colaborar y mantener una actividad normal.
En un contexto de incertidumbre digital, donde las interconexiones y dependencias tecnológicas multiplican los riesgos, cuestionemos nuestras capacidades de resiliencia para enfrentar crisis cada vez más comunes. Para evitar el efecto estupor, urge anticiparse a estas situaciones, que pueden surgir en cualquier momento y en todos los sectores, desplegando estrategias de gestión de crisis y herramientas de socorro.
Ningún editor es inmune a las interrupciones de TI y esto debe tenerse en cuenta en las estrategias de resiliencia de las organizaciones.
Ante la emergencia de una crisis, ya sea de origen externo o interno, la prioridad es asegurar la continuidad del negocio. Cuando las herramientas de comunicación y colaboración se ven afectadas, se socava toda la coordinación del equipo, el seguimiento del proyecto y el intercambio de información estratégica. Es por eso que el uso de soluciones de comunicación de respaldo, generalmente implementadas en la infraestructura de la empresa (“on-premise”), ayuda a fortalecer la resiliencia. Permiten continuar los intercambios, a veces incluso sin conexión a Internet, y también su protección gracias a la instalación en redes seguras. Un medio esencial para garantizar el éxito de los planes de gestión de crisis y continuidad del negocio por parte de equipos dedicados. FAnte los peligros digitales actuales, acentuados por las novedades geopolíticas, el uso de soluciones complementarias y alternativas garantiza la adaptabilidad de las empresas. Pero también su cumplimiento de los nuevos requisitos europeos de ciberseguridad, como los de NIS 2.
