Alcohol, tabaco, cannabis… ¿Tienes más riesgo que otros de volverte dependiente?

Alcohol, tabaco, cannabis… ¿Tienes más riesgo que otros de volverte dependiente?
Alcohol, tabaco, cannabis… ¿Tienes más riesgo que otros de volverte dependiente?
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“Hay gente capaz de decir frases locas: “es viernes por la tarde, voy a tomar una copa de vino”… Y lo consiguen”, se maravilla el humorista Roman Frayssinet en su último espectáculo “Ô dans”, en el que vuelve a su adicción al alcohol y al cannabis. Como él, es posible que ya te hayas hecho la pregunta: ¿por qué algunas personas logran contentarse con una copa o un porro de vez en cuando mientras que otras lo hacen frenéticamente hasta desarrollar una adicción?

Sepa que cuando se trata de sustancias psicoactivas, no todos somos iguales. “La adicción es el encuentro entre una persona, un entorno y un producto”, resume María Melchior, directora de investigación y epidemióloga del Inserm. “La gente que dice que si fumas cannabis, inevitablemente serás adicto se equivoca”, asegura Laurent Karila, profesor de psiquiatría y adictología en la Universidad Paris Saclay y autor de Doctor: ¿Adicto o no? (Ed. Harper Collins). Evidentemente, algunos productos son más adictivos que otros. Pero dependiendo de su genética, su entorno, su temperamento y su personalidad, algunas personas tendrán más probabilidades que otras de volverse adictas. Repasemos estos diferentes factores.

Genética

“Si una persona de nuestro linaje directo, uno de nuestros padres, abuelos o hermanos es adicto, tenemos entre un 40 y un 70 % más de riesgo de volvernos adictos a nosotros mismos”, explica Laurent Karila. “En lo que respecta al alcohol, los estudios demuestran que nuestro riesgo se duplica cuando tenemos un padre adicto”, añade Philippe Batel, adicto y jefe del departamento de adicciones del centro hospitalario Camille-Claudel de La Couronne. Según él, la rápida pérdida de control sobre el consumo de alcohol también tiene un origen genético y neurobiológico.

Sin embargo, no existe un único gen de adicción sino más bien una interacción compleja de varios genes que aumentan el riesgo de adicción. “Los genes se expresan o no y dan lugar a dependencia o no en función del entorno”, explica el epidemiólogo. Si esto puede tranquilizar a algunos, no existe, por tanto, una inevitabilidad transgeneracional. Paradójicamente, tener un padre adicto puede ser incluso un factor de protección. “Entre el 18% de los franceses que nunca beben alcohol, la causa más común es tener un padre que tiene un problema con el alcohol”, ilustra el doctor Batel.

el medio ambiente

“La adicción es una enfermedad ambiental”, añade la profesora Karila. El estrés, la disponibilidad de productos, la educación y el comportamiento de los padres influirán. » Philippe Batel pone el ejemplo del chemsex: “Un joven gay que llega a París y que tiene una sexualidad sostenida tiene un mayor riesgo de volverse adicto a ciertas drogas sintéticas utilizadas en el contexto de esta práctica sexual, porque evoluciona en un microcosmos donde de alguna manera está validado. »

También se añaden a la lista las profesiones en las que el producto está disponible, como la restauración del alcohol o la salud de las moléculas. “Vivir en la pobreza, en la precariedad o haber vivido la violencia también predispone a tener problemas de adicciones, porque son fuentes de estrés”, añade María Melchior.

Temperamento, personalidad y enfermedad psicológica.

Hay otros factores psicológicos. “Los estudios demuestran que las personas con un temperamento bastante hiperactivo, intolerantes a la frustración y que buscan sensaciones fuertes corren mayor riesgo”, añade el Dr. Batel. Quienes son ansiosos, hipersensibles, introvertidos o tienen tendencia depresiva también son más propensos a la adicción.

Para saber más sobre las adicciones

Tener una enfermedad mental también incide en este exceso de riesgo. “Cuando se tiene trastorno bipolar, el riesgo de desarrollar una adicción se multiplica por 2,3, por ejemplo”, ilustra el jefe del departamento de adicciones. Última aclaración: “Para todos los productos o comportamientos, cuanto más joven se empieza, más aumenta el riesgo de dependencia porque de alguna manera se ataca al cerebro”, subraya Laurent Karila. De ahí el interés por conocer estos factores.

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