Publicado el 12 de noviembre de 2024
Vicente Paquette
Un grupo de consumidores británicos ha levantado la tapa sobre prácticas cuestionables por parte de los fabricantes de freidoras. Señalan que estas empresas recopilan una gran cantidad de datos personales de sus usuarios, como su ubicación e incluso el micrófono de su teléfono.
En los últimos años, la airfryer, o en inglés airfryer, se ha convertido literalmente en el elemento de cocina más popular.
¡Prácticamente se ha convertido en una secta!
Algunas personas confían en ella para preparar sus comidas e intentan convencer a quienes les rodean para que adopten esta máquina para hacerles la vida más fácil.
No es complicado, existen infinidad de recetarios hechos expresamente para la freidora.
Este entusiasmo se refleja en las ventas, ya que cada vez más empresas ofrecen máquinas en el mercado.
Sin embargo, algunas de estas empresas tienen prácticas cuestionables…
Las freidoras de aire de Xiaomi, Aigostar y Cosori en el punto de mira
Un grupo de consumidores británicos llamado Wich? publicó un artículo bastante preocupante sobre los modelos de “airfryer”.
¿Cuál?es en cierto modo un equivalente de la revista Protégete en Quebec.
Probaron tres freidoras populares. Dos de las marcas chinas Xiaomi y Aigostar, luego uno de la empresa estadounidense Cosori.
Todas estas “airfryers” tienen la particularidad de ser dispositivos conectados. Es decir, dispositivos que podemos conectar a nuestro teléfono a través de una aplicación para acceder a funciones remotas.
Por ejemplo, podemos empezar a cocinar, añadir tiempo o monitorizar la cocción de forma remota en nuestro teléfono.
Esto puede resultar útil en ocasiones. El problema es que las aplicaciones de estos fabricantes recopilan datos personales que son suficientes para llamar la atención.
En los tres casos, las aplicaciones quieren poder acceder al micrófono del teléfono.
¿Por qué querríamos que nuestra aplicación “airfryer” pudiera acceder al micrófono de nuestro teléfono? ¿Escuchar el crujido de nuestro pollo cociéndose?
La aplicación de Xiaomi también estaría vinculada a rastreadores de publicidad de Facebook y Tik Tok. Estos rastreadores se utilizan generalmente para la orientación publicitaria.
Básicamente, Xiaomi puede entonces conocer nuestros hábitos de navegación en dichas redes sociales, nuestra ubicación así como las publicaciones que nos han gustado.
Sin embargo, ¿Cuál? explica que en el caso de Xiaomi y Aigostar, sus declaraciones de privacidad establecen que los datos recogidos en sus aplicaciones se envían a servidores en China.
No es suficiente para tranquilizar a algunos…
Obviamente, estas empresas intentaron minimizar la noticia haciendo hincapié en la protección de los datos personales de sus usuarios.
Cuestionando los permisos que otorgamos a las aplicaciones
Tengas o no una de estas freidoras, esta historia nos recuerda la importancia de tener cuidado con los permisos que otorgamos a nuestras aplicaciones.
Con demasiada frecuencia tenemos el reflejo de aceptar todo lo que se nos pide para acceder a las funcionalidades de una aplicación.
Sin embargo, siempre hay motivos para preguntarse si estas autorizaciones son relevantes o no para el funcionamiento de la empresa.
Tiene sentido que una aplicación de videollamadas como Zoom o Team nos pida permiso para acceder a nuestro micrófono. ¿Cómo podemos hacernos oír si no se nos da?
Pero el hecho de que una aplicación para controlar nuestra freidora nos pida este acceso debería levantar algunas señales de alerta.
Lo mismo ocurre con una aplicación que quiere acceder a nuestra ubicación sin un motivo claro o a nuestra agenda de contactos aunque no haya funciones para compartir en la aplicación.
Esto sin tomar en cuenta el nivel de autorización que le otorgamos a nuestras aplicaciones, mientras que algunas siempre nos pedirán tener estas autorizaciones, luego otras solo cuando las usemos.
Al echar un vistazo rápido a la configuración de privacidad de nuestro teléfono, quizás nos demos cuenta de que le hemos dado permisos extraños.
¡Hacer un poco de limpieza nunca viene mal!
Cómo cambiar los permisos otorgados a nuestras aplicaciones móviles