Los investigadores han aplicado las últimas técnicas de análisis genético a los huesos de 14 víctimas de la erupción del Vesubio en el año 79 d.C.
Los resultados de esta nueva investigación revelaron algunas cosas sorprendentes.
Los arqueólogos han estudiado durante décadas los restos del pueblo de Pompeya, que murió en el año 79 d.C. En el momento de la erupción, la temperatura ambiente subió a 520 grados centígrados, quemando la grasa y los tejidos de los habitantes. Un rápido descenso de la temperatura habría vitrificado los restos humanos, luego las cenizas volcánicas enterraron la ciudad romana, lo que ayudó a preservar muchos de los cuerpos de las 3.000 muertes provocadas por la catástrofe.
Un equipo internacional de arqueólogos aplicó las últimas técnicas de análisis genético a los huesos de 14 habitantes de Pompeya, cuyos moldes de yeso se conservan hoy congelados en el momento de su muerte. Escenas particularmente conmovedoras, como una mujer con un brazalete de oro y sosteniendo a su hijo en su regazo, o dos hermanas unidas en un extraño abrazo en sus últimos momentos.
“Nuestro objetivo era probar las interpretaciones sugeridas en ausencia de datos genéticos sobre las identidades de las víctimas y sus relaciones entre sí, basándose en la forma y posición de los cuerpos.“, explican los investigadores, cuyo trabajo fue publicado el 7 de noviembre en la revista Biología actual (nueva ventana). Calentando el material (huesos mezclados con yeso) para licuarlo, el equipo pudo extraer ADN de cinco de los catorce moldes de víctimas carbonizadas durante la erupción.
Malas interpretaciones
Los resultados revelaron hallazgos sorprendentes que contradicen relatos anteriores sobre las identidades y relaciones de las víctimas. “Mostramos que los géneros de los individuos y las relaciones familiares no corresponden a las interpretaciones tradicionales.“, explican los autores del estudio. Por ejemplo, un adulto que llevaba un brazalete de oro y un niño en su regazo, interpretado como una madre y su hijo, resultó ser un hombre que no tenía ningún vínculo biológico con el niño.
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De manera similar, un par de individuos que se cree que murieron en el abrazo (a menudo interpretados como dos hermanas) en realidad incluían al menos un hombre según estos análisis genéticos. Estudios anteriores ya habían sugerido que eran dos hombres, quizás amantes. Ahora es una certeza. Gracias a los avances tecnológicos, el equipo de arqueólogos espera poder devolver su verdadera identidad a otros habitantes de la ciudad romana.