Detrás de un alto muro blanco, el Café Lamma (“reunión de amigos” en dialecto libio) no revela nada de su inusual universo interior.
Ubicado en una zona residencial al oeste de la capital libia, Trípoli, es una cafetería, un espacio cultural y una galería de arte que exhibe artistas libios que vienen a realizar talleres allí.
“Utilizamos materiales abandonados en las calles, como caucho de neumáticos, madera de árboles o obras de construcción, para mostrar a la gente que lo que se tira a la basura y tiene un aspecto feo en realidad tiene valor”, explica a la AFP Louay Omran Burwais, diseñador del lugar.
Arquitecto de formación, Burwais y su equipo cuentan con un cambio de mentalidad en una sociedad libia ultraconsumista donde las nociones de reciclaje y prácticas ecológicas son prácticamente inexistentes.
Tan pronto como se empuja la pesada puerta de entrada de metal, un laberinto conduce a los visitantes a un patio central que alberga una cafetería-restaurante iluminada por claraboyas y revestida con paredes verdes. En la cocina abierta de estilo americano, los chefs y baristas están ocupados preparando pedidos de comida y bebida.
“Actualmente no hay otros lugares como este en Libia. Basamos todo en un aspecto que consideramos muy importante: el reciclaje. Nunca utilizamos plástico, ni para los platos ni para los vasos, todo es de vidrio”, especifica Roula Ajjawi, directora del centro cultural Lamma.
Suelos y paredes no respetan ninguna línea recta y esconden espacios inesperados donde una explosión de color atrae a los niños a las zonas de juego.
Entre risas y gritos de alegría, son libres de correr por todas partes, tienen derecho a mover muebles o garabatear en las paredes sin temor a reprimendas, a precipitarse en túneles o sentarse en trampas para leer un libro prestado de la biblioteca.
El jueves, víspera del fin de semana en Libia, se organizan talleres en el Café Lamma para iniciarles en el arte, acostumbrar sus ojos a lo bello y armonioso y animarles a dar rienda suelta a su imaginación.
Libia, liderada por dos gobiernos paralelos, uno en el este del país y otro en el oeste, está luchando por recuperarse de más de una década de divisiones políticas y violencia fratricida que siguió a la caída y muerte del dictador Muammar Gaddafi en 2011. .
Burwais supone que los visitantes de Lamma reconocen los objetos utilizados en el diseño del lugar, pero “a partir de ahora los verán de manera diferente”.
“Estamos buscando construir una nueva mentalidad aquí”, dice.
En Libia, ya sea plástico, envases de distintos tipos, vidrio, madera, papel o hierro, nada se recupera ni se reutiliza. Peor aún, los residuos suelen acabar abandonados en la naturaleza o en las playas, arrastrados por la lluvia y el viento.
Con esta iniciativa, los objetos sacados de los contenedores de basura o de los vertederos se convierten en obras de arte y la idea atrae a los habituales del Café Lamma.
“Me gusta el lugar. La comida es buena, los servicios son excelentes. También me gustó el principio de no desperdiciar, e incluso la forma en que se sirve el agua (en botellas de vidrio, nota del editor). Me gusta “En realidad, todas las ideas promocionados aquí son fantásticos”, afirma Riyad Youssef, fiel cliente de Lamma.