Todos hemos pasado por esta situación: estamos charlando con alguien, buscamos una palabra, un nombre, un título y… ¡nada! Sabemos que lo sabemos, casi podemos sentirlo, pero no podemos sacarlo. A esto se le llama tener una palabra “en la punta de la lengua”. Es un momento que es a la vez intrigante y frustrante. Pero, ¿qué sucede exactamente en nuestro cerebro cuando esto sucede? Los investigadores han investigado esta cuestión y han hecho algunos descubrimientos fascinantes.
Cuando tenemos una palabra en la punta de la lengua, varias partes de nuestro cerebro se ponen a trabajar para intentar encontrar esa palabra perdida. Imagínese un grupo de personas buscando frenéticamente en una biblioteca un libro específico. El cerebro hace algo parecido y en esta búsqueda intervienen determinadas zonas. Entre ellos, tres juegan un papel esencial: la corteza cingulada anterior, la corteza prefrontal y la ínsula.
La corteza cingulada anterior y la corteza prefrontal forman parte de una red implicada en el control cognitivo y desempeñan funciones complementarias cuando tenemos una palabra en la punta de la lengua. La corteza cingulada anterior es como un supervisor. Nos ayuda a detectar y gestionar el “conflicto” que se produce cuando sabemos que conocemos una palabra pero no podemos encontrarla.
Es un poco como una alerta que dice: “¡Cuidado, sé que conozco esta palabra!” » Por su parte, la corteza prefrontal juega un papel importante a la hora de evaluar y verificar la información que nos viene a la mente durante la búsqueda de palabras. Asegura que los elementos recuperados son los que buscamos. Finalmente, la ínsula es una parte del cerebro más oculta involucrada en particular en la recuperación fonológica, es decir en el intento de acceder a las combinaciones de sonidos que componen las palabras.
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Los investigadores han utilizado técnicas como la resonancia magnética funcional (fMRI) para ver qué sucede en el cerebro durante estos momentos. Podemos imaginar que estas tres partes del cerebro colaboran para intentar encontrar la palabra que falta, como colegas que se apoyan mutuamente en una investigación difícil.
Sin embargo, los investigadores también han observado que este fenómeno se vuelve cada vez más común con la edad. Para qué ? Porque ciertas partes del cerebro, en particular la corteza cingulada anterior y la ínsula, tienden a atrofiarse a medida que envejecemos. Esto significa que se vuelven un poco menos efectivos. Como si, con el tiempo, la biblioteca en la que buscamos libros se volviera un poco más desorganizada, con estanterías menos ordenadas y referencias que se pierden. Como resultado, encontrar el “libro” o la “palabra” se vuelve más difícil.
Los estudios también han demostrado que en las personas mayores, la ínsula se activa menos cuando intentan encontrar una palabra. Es un poco como si esta parte del cerebro, que normalmente debería componer los sonidos, ya no fuera capaz de hacer su trabajo tan bien como antes. Esto explica por qué las “palabras en la punta de la lengua” son más comunes con la edad. Cuanto más afecta el envejecimiento a la ínsula, más difícil resulta recuperar estas palabras que conocemos muy bien.
A pesar del aumento de la frecuencia de las palabras en la punta de la lengua a medida que envejecemos, este fenómeno es completamente normal. Es una parte integral de cómo operamos. Esto simplemente demuestra que nuestros cerebros son muy complejos y que a veces procesos que parecen obvios, como encontrar una palabra, son en realidad el resultado de la acción coordinada de muchas regiones del cerebro.
Además, debes saber que existen palancas para atenuar estos efectos de la edad, por ejemplo lo que llamamos “reserva cognitiva” (un factor protector modulado por actividades intelectuales y físicas o interacciones sociales por ejemplo) que ayuda a optimizar el envejecimiento cerebral y cognitivo.
Entonces, la próxima vez que tengas una palabra en la punta de la lengua, recuerda que tu cerebro está corriendo para encontrar esta información. Si te viene a la mente información parcial (ciertos sonidos, una palabra asociada, etc.), esto te invita a seguir buscando para encontrar esa palabra que se te escapa. Y si la palabra tarda en llegar, no debes dudar en hacer una pausa para volver a intentarlo más tarde “con tranquilidad”. ¡Todo esto refleja la complejidad y eficiencia de nuestro cerebro!
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