Trishant Simlai, de la Universidad de Cambridge, entrevistó a 270 mujeres que viven cerca de la Reserva de Tigres de Corbett, en el norte de la India.
El ejemplo más espantoso fue la difusión por parte de hombres en las redes sociales de la foto de una mujer con autismo haciendo sus necesidades en el bosque.
Sin embargo, para las mujeres de los pueblos circundantes, este bosque representa un espacio de “libertad y expresión”, alejado de los hombres en esta “sociedad muy conservadora y patriarcal”, explicó Simlai a la AFP.
Allí pueden cantar, discutir temas tabú como la sexualidad y, a veces, beber alcohol y fumar mientras recogen hierbas o leña para el hogar.
Pero la introducción de cámaras trampa, drones y grabadoras destinadas a rastrear y proteger tigres, elefantes y otros animales tiene un “impacto desproporcionado” en estas mujeres, según Simlai.
Por ejemplo, los vuelos “deliberados” de drones sobre sus cabezas los obligan a buscar refugio después de regresar de recoger leña, según el estudio publicado en Environment and Planning F.
En otra ocasión, un guardabosques explicó que cuando una cámara trampa captó a una pareja en medio de un “romance”, sus servicios “alertaron inmediatamente a la policía”.
De hecho, como explica una de las mujeres del estudio, estos dispositivos inhiben su comportamiento frente a estos dispositivos, “por miedo a que nos fotografíen o graben de forma incorrecta”.
También pueden ser contraproducentes. Como cuando los trabajadores forestales publicaron en las redes sociales la foto de la mujer autista, perteneciente a una casta inferior, para avergonzarla.
Luego, los hombres de su aldea “rompieron y prendieron fuego” a todas las cámaras trampa que pudieron encontrar, según uno de ellos, después de esta humillación.
– Atrapado entre hombres y tigres –
Para evitar estas trampas, las mujeres se adentran más en el bosque, que tiene una de las densidades de tigres más altas del mundo. También cantan menos a pesar de que era una forma de advertir a los animales de su presencia.
Una de ellas, que explicó que su miedo a las cámaras la había llevado a aventurarse en zonas remotas, fue asesinada por un tigre este año, según Simlai.
Quien reporta un ejemplo del uso de estos sistemas en beneficio de una mujer. “Cada vez que su marido la golpeaba, ella corría para ponerse frente a la cámara para que él no la siguiera”, explicó.
Estas técnicas de seguimiento ambiental también tienen un efecto positivo en la conservación de las especies, por lo que Simlai considera necesario informar a las comunidades locales e involucrarlas en su uso.
Rosaleen Duffy, especialista en ecología de la Universidad británica de Sheffield, “lamentablemente” no se sorprendió por la observación de Simlai.
“Lo que me sorprende es que los ecologistas imaginen que las tecnologías pueden introducirse en un vacío social, político y económico”, afirma a la AFP.
Considera necesario tener reglas claras sobre lo que se puede o no hacer con estas herramientas “y consecuencias igualmente claras para quien las utilice incorrectamente”.
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