Sin embargo, los desafíos persisten. Los pacientes, a menudo indigentes, luchan por llegar a los centros de salud debido a las molestias causadas por los olores relacionados con su condición. Estas limitaciones logísticas, combinadas con su precariedad económica, constituyen un obstáculo importante para su acceso a la atención. A pesar de estas dificultades, el ministerio, el UNFPA y las partes interesadas de la comunidad pidieron unánimemente a KOICA una extensión del proyecto más allá de diciembre de 2024.
Kim Sungjun, conmovido por los testimonios y el impacto del proyecto, expresó su satisfacción por haber podido observar de cerca el trabajo realizado. Reconoció los resultados alentadores, en particular la reintegración social de las mujeres tratadas. Sensible a los llamados a continuar con esta iniciativa, aseguró: “Cuando hayamos evaluado el proyecto con el UNFPA y el gobierno, trabajaremos juntos para considerar un nuevo financiamiento. »
La pelota está ahora en el tejado de los socios para prolongar esta lucha esencial contra una enfermedad que destruye vidas pero que, gracias a este proyecto
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