“El diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) a deportistas destacados a una edad temprana ha despertado la incómoda idea de que una mayor actividad física puede estar relacionada con el desarrollo de la enfermedad de Charcot”, explica el Dr. Anders Myhre Vaage del Hospital Universitario de Akershus (Noruega). Pero su trabajo, publicado en la revista Neurología del 26 de junio de 2024, sugieren que en realidad niveles moderados de actividad estarían relacionados con una reducción de los riesgos de desarrollar esta enfermedad neurodegenerativa paralizante y mortal en los hombres.
Enfermedad de Charcot y actividad física: un vínculo observado sólo en hombres
Para determinar el vínculo entre la patología, también conocida como enfermedad de Charcot, y el ejercicio físico, los investigadores siguieron a 373.596 personas que vivían en Noruega durante una media de 27 años. Cada voluntario tuvo que evaluar su nivel de actividad física a lo largo de un año.
Durante el período del estudio, 504 participantes desarrollaron ELA. El 59% eran hombres. Al analizar los datos, el equipo encontró que los participantes masculinos que mostraban niveles moderados de actividad física tenían un riesgo 29% menor de desarrollar la afección en comparación con aquellos que hacían poco ejercicio. Los hombres con altos niveles de actividad física tenían un 41% menos de riesgo de padecer la enfermedad de Charcot.
Otro hallazgo: los hombres que tenían una frecuencia cardíaca en reposo baja (lo que indica una buena condición física) tenían un riesgo 32% menor de ELA en comparación con aquellos con una frecuencia cardíaca en reposo más alta.
ELA: ¿un efecto protector del ejercicio físico?
“Nuestros resultados muestran que, para los hombres, los niveles moderados a altos de ejercicio y una buena condición física no sólo no aumentan el riesgo de ELA, sino que también pueden proteger contra la enfermedad”asegura el Dr. Anders Myhre Vaage en un comunicado de prensa.
El equipo añade que será necesario realizar nuevos estudios para verificar el vínculo entre la enfermedad de Charcot y el ejercicio en función de diferentes factores como la duración del período de actividad, el sexo o incluso en deportistas profesionales que no formaron parte de la muestra.
