“Ofrezco tratamientos de energía sagrada Femenina para reconectar contigo misma, encontrar tu verdadera naturaleza sensual, poderosa, salvaje y libre… Tratamientos para aliviar la endometriosis y el síndrome poliquístico. »
“Te guío hacia la curación de tus heridas femeninas (endometriosis, cáncer de mama, cáncer de útero, trastornos ginecológicos, etc.). »
Este tipo de propuestas están floreciendo en ciertos sitios autoproclamados de terapeutas o incluso en cuentas de Instagram. En el centro de los discursos que se transmiten, encontramos a menudo el concepto de Sagrado Femenino, que se sitúa en la intersección entre espiritualidad y desarrollo personal.
Definir el Sagrado Femenino no es fácil, porque se trata de un movimiento plural, que no remite ni a una comunidad homogénea ni a prácticas o ideas siempre bien definidas. Sin embargo, un aspecto parece ser central: la noción de que las mujeres poseen un “poder”, un poder interno particular, que debe ser explorado y celebrado.
Como subraya la Misión Interministerial de Vigilancia y Lucha contra los Abusos Sectarios (Miviludes) en un informe de 2022, el Sagrado Femenino se presenta a menudo como una obra de “reconexión” del cuerpo y la mente, que se enseña durante cursos y rituales o incluso con personas que se definen a sí mismas como “terapeutas”.
Si la emancipación de la mujer, la hermandad y la búsqueda de sentido están en el centro de la teoría del Sagrado Femenino, algunos observadores, entre ellos Miviludes, están preocupados por posibles abusos. Entre las críticas que se plantean: una tendencia a esencializar a las mujeres reduciéndolas a funciones biológicas o facultades reproductivas, o el hecho de que el Sagrado Femenino se asemeja muchas veces a un negocio, basado en una oferta de cursos y prácticas no reguladas y de elevados costes.
En los últimos años también han surgido temores sobre posibles repercusiones en la salud de las mujeres, en particular de las que padecen endometriosis. Canal Détox vuelve aquí más concretamente a esta cuestión.
Pacientes que buscan soluciones
La endometriosis es una enfermedad ginecológica que afecta aproximadamente a una de cada diez mujeres en edad fértil. Causada por la presencia de tejido similar al revestimiento uterino fuera del útero, puede causar a veces un dolor incapacitante, especialmente durante la menstruación. Se pueden observar otros síntomas, que varían de una mujer a otra: trastornos digestivos, fatiga crónica, dolor durante las relaciones sexuales, al ir al baño, etc. Finalmente, para las mujeres en edad fértil, la enfermedad puede en ciertos casos estar asociada con infertilidad.
Los últimos años han estado marcados por un renovado interés por la endometriosis en la comunidad científica y médica, reforzado en 2022 por el lanzamiento de la estrategia nacional para combatir la endometriosis.
Actualmente no existe ninguna solución para curar la endometriosis. Hay tratamientos disponibles para reducir los síntomas, pero no son efectivos para todos los pacientes. Si estos medicamentos fallan, se puede ofrecer una cirugía para eliminar las lesiones asociadas a la enfermedad, lo que puede provocar una desaparición de los síntomas a más o menos largo plazo.
Sin embargo, esta estrategia tampoco siempre es eficaz, ya que existe riesgo de recurrencia. Los estudios han estimado que alrededor de la mitad de los pacientes presentaron síntomas recurrentes en un plazo de cinco años, independientemente del enfoque terapéutico utilizado.
Además, los retrasos en el diagnóstico también pueden complicar el tratamiento. Actualmente no existe una técnica de cribado específica de la enfermedad, ni en mujeres de riesgo ni en la población general. A las pacientes que presentan síntomas se les puede ofrecer un examen clínico (examen ginecológico) que luego puede guiar la prescripción de una ecografía endovaginal o una resonancia magnética pélvica. Sólo estos exámenes, combinados con una biopsia (cuando sea posible), son capaces de proporcionar respuestas fiables a los pacientes.
Esta situación, asociada a un conocimiento insuficiente sobre la endometriosis por parte de los profesionales sanitarios, provoca importantes retrasos en el diagnóstico y explica que en la actualidad haya un retraso medio de 7 a 12 años, según estudios, antes de realizar el diagnóstico definitivo.
Ante una amplia gama de síntomas que impactan directamente en su calidad de vida, con tratamientos que no siempre son efectivos y con retrasos diagnósticos que pueden deberse en parte a la minimización, normalización o psicologización de los síntomas por parte de determinados profesionales de la salud, una forma de desánimo y desconfianza. de los pacientes hacia la medicina puede establecerse.
Algunos pacientes pueden verse inducidos a alejarse de la atención médica “convencional” para buscar otras soluciones.
¿Enfoques útiles no farmacológicos?
Los primeros resultados de la cohorte ComPaRe Endometriosis coordinada por la investigadora Marina Kvaskoff, Premio Inserm Ciencia y Sociedad-Opecst 2023, destacaron que el 80% de las participantes con endometriosis utilizaron al menos una vez una práctica alternativa como la osteopatía, la acupuntura, la meditación o la sofrología…
Cabe señalar que en la actualidad, la mayoría de estas prácticas no han demostrado una eficacia propia, superior a un placebo. Si ciertos estudios demuestran efectividad para ciertas prácticas, su metodología puede tener limitaciones. Y a la inversa, otros trabajos no han demostrado la eficacia de estas prácticas. Por lo tanto, no es posible llegar a un consenso claro sobre este tema.
Sin embargo, parecería que la eficacia percibida de ciertos enfoques no convencionales estaría relacionada principalmente con el contexto de estas consultas: los profesionales que ofrecen estos enfoques generalmente se toman el tiempo para recibir a los pacientes y tienen habilidades de escucha atenta y atenta que a veces pueden faltar. en consultas de medicina convencional.
En este sentido, los efectos contextuales, presentes en estos abordajes como en cualquier acto terapéutico, pueden ayudar a los pacientes en el manejo de sus síntomas. Sin embargo, el uso de estas prácticas en ningún caso debe sustituir por completo los tratamientos médicos, y es importante comunicarlo al equipo médico que sigue al paciente.
“Culpabilidad” de las mujeres
Sin embargo, es precisamente este punto el que preocupa a algunos cuidadores. Temen que los autoproclamados “terapeutas” que ofrecen enfoques no farmacológicos –particularmente enfoques poco investigados y basados en una retórica específica de lo Sagrado Femenino– lleven a algunos pacientes a abandonar por completo la atención y el tratamiento médicos.
Califiquemos: no tenemos datos sólidos sobre el número de pacientes que utilizan este tipo de enfoques para “ cuidar a su mujer herida » o que participan en ceremonias de bendición del útero – rituales basados en un “ Técnica energética que busca armonizar las energías de la mujer. » – con la esperanza de aliviar sus síntomas. Sin embargo, es útil, mientras los movimientos basados en lo Sagrado Femenino cobran impulso, recordar que todos los enfoques “terapéuticos” que resultan de ellos no se basan en ninguna evidencia científica sólida, que a menudo son costosos para los pacientes y pueden conducir a mujeres sintiéndose culpables.
Sobre este último punto, Miviludes advirtió en particular que algunas mujeres pueden verse confrontadas a discursos arriesgados y culpables, que las harían sentirse responsables de sus síntomas: “Se dice que si una mujer tiene reglas dolorosas es porque no está acorde con su naturaleza profunda de mujer. En otras palabras, ella sería responsable de este sufrimiento. »
La endometriosis es una enfermedad que ha permanecido en la sombra durante mucho tiempo, lo que explica la angustia de las pacientes y su deseo de recurrir en ocasiones a soluciones no farmacológicas y alternativas a la medicina convencional.
Poco a poco están surgiendo nuevos conocimientos sobre la endometriosis y más apoyo a los pacientes, allanando el camino para una mejor identificación y una mejor atención.
Ahora es necesario continuar con los esfuerzos de investigación y comunicación con los pacientes y aprender a escucharlos mejor.
Mejorar las vías de atención, particularmente en términos de relaciones asistenciales, es un camino que debemos seguir si realmente queremos apoyar a los pacientes y si queremos evitar cualquier desvío y cualquier renuncia a la atención médica.
También podría ser interesante que los propios cuidadores se formen sobre los fundamentos de las “terapias” o prácticas que no tienen una base científica sólida, así como sobre sus abusos, para que puedan informar mejor a los pacientes de una manera más informada y transparente. , y que puedan tomar una decisión plenamente informada sobre la atención complementaria que desean utilizar.
Texto escrito con el apoyo de Marina Kvaskoff, directora de investigación del Inserm, epidemióloga del Centro de Investigación en Epidemiología y Salud de la Población (CESP) de Villejuif y Hélèna Schoefs, estudiante de doctorado en sociología en el Laboratorio de Psicología Social y Cognitiva (Lapsco), Clermont- Universidad de Auvernia – Unidad de investigación sobre adaptación, resiliencia y cambio (ARCh), Universidad de Lieja (Bélgica)