Incluso después de cuatro años de su aparición, la pandemia de Covid-19 sigue siendo objeto de varias investigaciones y estudios, el último hasta la fecha: una encuesta realizada por la revista Cureus sobre la adherencia a la vacunación contra el Covid-19 en Marruecos. Este último reveló varios factores que influyen en la renuencia de las personas a vacunarse.
Publicado el 5 de noviembre, el estudio revela que casi la mitad de los participantes (51,2%) dudaban sobre la vacunación. Estos resultados se obtuvieron de una encuesta realizada entre el 9 de abril de 2022 y el 27 de abril de 2023 entre 453 voluntarios de 18 y más años, distribuidos en diferentes centros de atención primaria de salud de Marruecos.
Se ha identificado que la vacilación ante las vacunas está condicionada en gran medida por factores socioeconómicos, psicológicos y de experiencia personal. De hecho, el estatus socioeconómico tiene un impacto directo en la decisión de las personas de vacunarse.
Los mismos resultados muestran que las personas sin ingresos tienen 2,7 veces más probabilidades de cuestionar la eficacia y la necesidad de la vacunación. Esto podría deberse a que estas personas tienen un acceso limitado a la atención médica, lo que les lleva a percibir la vacunación como una medida preventiva vital para evitar altos costos médicos. Esta motivación también podría verse reforzada por la falta de información adecuada sobre los beneficios de la vacunación, lo que hace que estas personas sean más vulnerables a ideas preconcebidas o información errónea que circula en la sociedad.
En cuanto a la percepción de riesgo, la encuesta destacó que quienes no consideran la Covid-19 como una amenaza grave tienen 13,1 veces más probabilidades de no querer vacunarse. Esta percepción suele estar alimentada por creencias personales, información contradictoria o restar importancia a la gravedad de la pandemia. Este fenómeno es particularmente observable entre aquellos que no han sido infectados por el virus, que son 3,3 veces más indecisos. Estos últimos no sienten directamente la amenaza de la enfermedad, lo que reduce su motivación para protegerse mediante la vacunación.
Dicho esto, las preocupaciones sobre los efectos secundarios de las vacunas y la necesidad de recibir dosis de refuerzo aumentan significativamente las dudas sobre las vacunas. Las personas preocupadas por los efectos secundarios tienen 8,6 veces más probabilidades de no vacunarse, mientras que las que se muestran escépticas respecto de las dosis de refuerzo tienen 5,5 veces más probabilidades. Estas preocupaciones pueden verse exacerbadas por la circulación de rumores y desinformación, particularmente en las redes sociales, que alimentan los temores sobre los efectos a largo plazo de las vacunas.
A pesar de estas reticencias, el 48,8% de los participantes en la encuesta expresaron su voluntad de vacunarse, una tasa inferior a la media mundial de vacunación (66,01%) y a la observada en otros países árabes (62,4%). Esta cifra sugiere que, aunque muchos marroquíes están dispuestos a protegerse, un porcentaje significativo sigue dudando.
Los investigadores también revelaron una relación interesante entre la falta de ingresos y una fuerte intención de vacunarse. Esta relación podría explicarse por el limitado acceso a la atención sanitaria de las personas desempleadas, que consideran la vacunación como una importante medida preventiva para evitar potenciales gastos sanitarios en caso de contaminación. Esto sugiere que las personas de bajos ingresos pueden percibir la vacunación como una alternativa más económica a posibles complicaciones de salud debido al Covid-19.
Por otro lado, la encuesta reveló una correlación positiva entre la percepción del Covid-19 como una enfermedad grave y la intención de vacunarse. Las personas que ven el Covid-19 como una infección potencialmente mortal tienen más probabilidades de vacunarse, percibiendo así la vacuna como una medida necesaria para protegerse y evitar consecuencias dramáticas.
Sin embargo, los investigadores también advierten de los efectos negativos de subestimar el Covid-19, especialmente entre quienes ya han sido infectados. Esta mala comprensión de la gravedad de la enfermedad, combinada con la idea errónea de que la inmunidad adquirida a través de la infección es suficiente, constituye una barrera al deseo de vacunarse. Las personas con antecedentes de infección por Covid-19 pueden creer falsamente que están protegidas contra el virus, lo que reduce su percepción de la necesidad de vacunarse.