El partido Rumanía-Kosovo, correspondiente a la quinta jornada de la Liga de las Naciones, fue interrumpido el viernes en Bucarest después de que desde las gradas se cantaran cánticos antikosovares contra los jugadores kosovares.
Cuando el partido terminó 0-0, algunos aficionados corearon “Serbia, Serbia”, empujando al equipo visitante a abandonar el campo.
Las autoridades decidieron entonces suspender definitivamente el juego.
La UEFA dijo en su sitio web oficial que el partido había sido “detenido” y que no se jugarían los últimos minutos restantes. El organismo europeo “comunicará más información a su debido tiempo”, añadió. Antes del partido, Rumanía era primera del Grupo 2 de la Liga C con 12 puntos, por delante de Kosovo (9 puntos).
Serbia nunca reconoció la independencia de su antigua provincia de Kosovo en 2008 y ha mantenido –en las zonas serbias– las llamadas instituciones “paralelas”, desde escuelas hasta hospitales y fondos de pensiones.
Según estimaciones recientes, en Kosovo viven alrededor de 100.000 serbios, una cifra imposible de verificar porque las poblaciones serbias boicotearon los últimos censos.
Rumania tampoco reconoce la independencia de Kosovo.
Este incidente es el último ocurrido durante un partido de fútbol. La semana pasada se produjeron graves incidentes tras el partido de la Liga Europa entre el Ajax de Ámsterdam y el Maccabi Tel-Aviv en Ámsterdam, en un contexto de altas tensiones por la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza.
Los partidarios de Israel fueron perseguidos y golpeados en las calles de la capital holandesa, ataques que dejaron entre 20 y 30 heridos y provocaron indignación en muchos países occidentales. Antes del partido, los aficionados del Maccabi corearon consignas antiárabes y quemaron una bandera palestina en la céntrica plaza Dam.