Se trata de un extraño punto de recogida que se inauguró el pasado mes de septiembre en las afueras de París, en la localidad de Châtillon (Altos del Sena). Voluntarios, miembros de una Amap (asociación para el mantenimiento de la agricultura campesina), fueron invitados por la Escuela Nacional de Puentes y Caminos a depositar… ¡su orina! Recogido en bidones de cinco litros, el precioso líquido se vierte en una gran tina de 300 litros antes de dirigirse a los campos agrícolas del Loiret para ser esparcido allí. ¿El objetivo? Probar el uso de orina humana como alternativa a los fertilizantes químicos (pero todavía no en cultivos alimentarios).
La idea está lejos de ser absurda. En primer lugar, nuestra orina es un recurso gratuito, fácilmente recuperable, más fácil de recoger en origen que a la salida de las depuradoras donde se mezcla -entre otras cosas- con las aguas residuales. Además, este líquido es sobre todo muy rico en nutrientes. Contiene minerales y oligoelementos asimilables por las plantas (nitrógeno, fósforo, potasio, etc.). ¡Tanto como los fertilizantes comerciales! Una delicia para tomates, berenjenas, pimientos, pepinos o repollo. Sin embargo, ¡descubre más sobre los procesos antes de comenzar tu huerto!
De ahí a utilizar este recurso a gran escala sólo hay un paso. Imagínense: una persona produce cada año lo suficiente para fertilizar unos 400 metros cuadrados, según un estudio de la Universidad de Estocolmo (Suecia). En Suiza, la orina ya (…)
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