Por qué Doctor: Céline Vallot, usted es directora de investigación del CNRS, responsable del grupo Dinámica de las Alteraciones Epigenéticas en el Cáncer. ¿En qué consisten tus días?
Céline Vallot: Dirijo un equipo de una docena de personas en el Instituto Curie. Se trata tanto de personas que analizan datos (científicos de datos) como de personas que realizan experimentos en el laboratorio. Hablo con ellos de su proyecto de investigación, de los problemas que encuentran en su laboratorio o en TI para intentar resolverlos. También dedico parte de mi tiempo a buscar financiación, responder a licitaciones… Por ejemplo, acabo de aprobar un examen oral para obtener una subvención del ERC. También miro lo que está pasando en otros laboratorios, hablo con colaboradores que tienen tecnologías complementarias que podrían hacer avanzar nuestra investigación, etc. Y finalmente, dediqué un tiempo a hacer análisis de datos e investigación en el primer sentido de la palabra.
Triple negativo: “es muy heterogéneo, de ahí la dificultad para tratarlo”
¿Qué caracteriza al cáncer de mama triple negativo en comparación con otros cánceres de mama?
El cáncer de mama triple negativo se caracteriza por la ausencia de marcadores hormonales que serán característicos de otros cánceres de mama. Se llama triple negativo porque es negativo para tres marcadores, tres receptores específicos: HER2 y los receptores hormonales de progesterona y estrógeno. Al ser un cáncer que definimos por defecto, es muy heterogéneo y en esta familia encontramos muchos tipos de enfermedades, de ahí la dificultad para tratarlo.
¿A cuántas personas afecta este cáncer?
Representa aproximadamente el 15% de los cánceres de mama tratados cada año en Francia. Dado que hay aproximadamente 60.000 nuevos casos de cáncer por año, eso es un poco menos de 10.000 nuevos casos de cáncer de mama triple negativo.
Se dice que este cáncer es muy “agresivo”, ¿cómo se traduce esto para el paciente?
Esto significa que conlleva un mayor riesgo de recurrencia y que la supervivencia general de las personas con este triple negativo es más corta que la de aquellas con otras formas de cáncer de mama. Otro elemento importante es que se trata de un cáncer más frecuente en mujeres jóvenes, siendo el 40% de los pacientes menores de 40 años.
“La epigenética es el traje de la célula”
Su campo de investigación es la epigenética, ¿cómo puede definirnos esta disciplina de la biología?
La epigenética, como su nombre lo indica, es toda la información que estará codificada más allá del ADN, es el comportamiento de las células que no es genético. Todas las células del cuerpo tienen aproximadamente el mismo ADN, la misma secuencia, pero una célula de la piel y una célula de la uña no serán idénticas. Para traducirlo en palabras más simples, ¡la epigenética es el disfraz de la célula! De hecho, es la célula la que viste su ADN, la que lo adorna con modificaciones químicas, y esto es lo que le permite decir quién es y qué hace.
¿Y qué sucede cuando una célula se vuelve cancerosa?
En Cáncer, esta decoración es completamente anormal, está colocada en el lugar equivocado, de manera aberrante, mientras que normalmente el traje es muy preciso e hiperdefinido. De hecho, las células cancerosas ya no saben exactamente cómo utilizar su ADN. Así que estudiamos estos cambios porque lo que es muy interesante aquí es que ¡son fenómenos reversibles! Por lo tanto, la epigenética nos da una gran esperanza, porque significa que podemos retroceder en el tiempo y devolver a la célula su aspecto inicial. Por el contrario, cuando tenemos una mutación codificada en el ADN, no podemos corregirla.
En concreto, ¿cómo va vuestra investigación?
Gracias al Instituto Curie, los pacientes nos dan muestras de su tumor para su investigación. Con estos datos podremos mapear dónde se ubican las modificaciones epigenéticas para, con el tiempo, comprender cómo se cambian estas costumbres en respuesta al tratamiento, por ejemplo. Esto nos permite plantear hipótesis para decir si está ocurriendo un fenómeno anormal o no, y sobre todo, proponer soluciones para evitar que esto suceda. Luego, utilizando modelos de ratón, o en modelos de pacientes reales, intentamos revertir o evitar que estas modificaciones se muevan, para entender qué puede aumentar la respuesta a la quimioterapia, o hacer que el cáncer sea menos agresivo, etc.
¿Cuáles son los primeros resultados?
Tenemos algunas ideas sobre cómo evitar que una célula cambie de disfraz, es decir, ya hemos identificado algunas dianas epigenéticas. Hoy en día sólo trabajamos en ello en animales, en los que ya podemos aumentar la supervivencia, pero la idea a más largo plazo es esperar algún día encontrar un objetivo que funcione en humanos.
“Nos estamos centrando en el cáncer de mama triple negativo para identificar lo que llamamos una diana terapéutica”
¿Tienes idea de cuántos años más te llevará lograrlo?
Es difícil decirlo, estamos hablando de varios años más, tal vez de cinco a diez años antes de que este tipo de investigación llegue a buen término. Pero para llevar a cabo esta investigación a largo plazo necesitamos un importante apoyo financiero, como por ejemplo la Fundación Bettencourt Schueller.
¿Y cuál sería la idea: encontrar un fármaco universal para tratar el cáncer o más bien una molécula adaptada a cada subtipo?
Creo que pragmáticamente esto se adaptará más bien a cada subtipo, a cada cáncer, porque creo que es un poco utópico pensar que existe un mecanismo universal para todos los cánceres. Por eso nos estamos centrando en el cáncer de mama triple negativo para identificar lo que llamamos un objetivo terapéutico. Llegaremos hasta la prueba del concepto de que efectivamente existe una molécula que puede intervenir y que podría ser útil. Una vez encontrado, podemos patentarlo y entregárselo a personas que desarrollen medicamentos.