Rabastens. Pastelero desde hace 40 años a pesar de su diabetes

Rabastens. Pastelero desde hace 40 años a pesar de su diabetes
Rabastens. Pastelero desde hace 40 años a pesar de su diabetes
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Sébastien Bordignon, de cincuenta y tantos años, empezó como aprendiz en 1989 en Maison Rivières, una conocida pastelería de Rabastino. Desde que la tienda cambió de propietario, el pasado mes de diciembre la famosa pastelería de Rivières, luego Angles, se convirtió en La petite Française. Sébastien trabaja ahora con Priscilla Michéa, que aporta otra forma de trabajar. “Lo que me gusta de este cambio es que aprendo a trabajar de otra manera, rompe la rutina. Nos aportamos unos a otros, aporto mis conocimientos y sigo aprendiendo”, reconoce Sébastien.

Desde pequeño, Sébastien quería ser pastelero “ya desde niño, en casa, solía hacer pasteles”. Fue al final de la universidad, después de una semana en un entorno profesional, cuando Sébastien confirmó su elección. Sin embargo, acababa de enterarse, unos meses antes, de que era diabético y debía inyectarse dosis diarias de insulina. Persistió y se convirtió en aprendiz al año siguiente. Su pasión por la profesión pudo más que él.

“Mi diabetólogo me animó, aprendí a controlarme y a saborear también y luego trabajamos en equipo, no estoy solo en la degustación”, confiesa. Supera con éxito las pruebas del curso de pastelero-chocolatero-heladero-repostero. Experimenta las cuatro especialidades. Recuerda el ambiente cálido y familiar que reinaba en la Maison Rivières. Madame Rivières le ayudaba a veces con los deberes en un rincón de la tienda. “Los domingos, el señor Rivières me llevaba a hacer piragüismo”, recuerda Sébastien. “¡Pero cuando era trabajo, era trabajo!” añadió con una gran sonrisa. Desde hace casi 40 años en la misma tienda, Sébastien todavía disfruta trabajando en la pastelería “Lo que más me gusta es trabajar con chocolate”.

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