Entre las víctimas del terremoto que devastó la capital de Vanuatu, se encuentra un francés de unos treinta años. “Un joven al que todo el mundo adoraba, muy amable”, describe Stéphane Rivier. Ayudó a sacar el cuerpo de entre los escombros. Él testifica.
Después del terremoto de magnitud 7,3 que sacudió Vanuatu el martes 17 de diciembre, los servicios de emergencia están trabajando intensamente para sacar a las víctimas de entre los escombros. Con la ayuda de voluntarios. “Esa misma noche, dos mujeres que estaban enterradas fueron liberadas.”, testifica Stéphane Rivier, un francés que vive en Vanuatu desde hace unos treinta años.
Bajo los escombros de un edificio en el centro de Port Vila, la capital, también participó en el levantamiento de cuerpos sin vida. Incluido el de Vincent Goiset, ciudadano francés nacido en Vanuatu. Stéphane Rivier lo conocía. “Un joven al que todos adoraban, tan amable como cualquier otra cosa.”, describe, con la voz quebrada por la tristeza.
Stéphane Rivier ayudó a sacar a las víctimas de los escombros, incluido el cuerpo de un ciudadano francés que conocía.
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©NC la1ère
La víctima, de unos treinta años, trabajaba en una reforma.
Muchos residentes se están movilizando. Buscamos personas que estuvieron de vacaciones aquí, cuya familia estaba en Nouméa.
“La solidaridad en Vanuatu siempre ha sido fuerte”, continúa emocionado Stéphane Rivier. “Muchos residentes se están movilizando. Buscamos personas que estuvieron de vacaciones aquí, cuya familia estaba en Nouméa. Nos ayudamos mutuamente a recoger agua de quienes la tienen.” y abordar los problemas de suministro.
Comercios, depósitos de agua, puentes, carreteras, parte del hospital de Port Vila y el sistema de telecomunicaciones fueron dañados. Entre las prioridades: despejar los caminos para llegar a las aldeas aisladas, distribuir agua potable y alimentos y brindar atención médica a los heridos. Llegó ayuda de Nueva Caledonia, Australia y Nueva Zelanda.
Cuarenta y ocho horas después del terremoto, “todos estamos un poco nerviosos”, confía Stéphane Rivier. La población del archipiélago, situado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, está acostumbrada a los terremotos. Pero ésta, cuyo epicentro se situó a una treintena de kilómetros de la capital, sorprendió por su intensidad en una zona especialmente urbanizada.
Stéphane Rivier indica que sintió entre 20 y 25 réplicas. Algunos este jueves 19 de diciembre.
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