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Tranvía de Quebec: el alcalde Bruno Marchand tendrá que navegar por la vista

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Ante todas las incógnitas que rodean el proyecto del tranvía, a pesar de la firma de un acuerdo final, el alcalde Bruno Marchand se encuentra en la piel de un navegante que avanza de vista, sin todos los instrumentos necesarios, con la esperanza de llegar sano y salvo en las condiciones deseadas.

Portador de lo que califica de buena noticia, a pesar de un nuevo aplazamiento de la puesta en servicio hasta 2033 y de una explosión de costes ligada a los retrasos, el alcalde de Quebec se reunió con la prensa el martes para explicar cómo la ciudad desea financiar el tranvía a lo largo de 10 años.

Por un lado, el Ayuntamiento recurrirá a la reserva de cambio climático. También contamos con beneficios fiscales de proyectos listos para funcionar y por venir.

Buenas noticias: el alcalde también renuncia a imponer una tasa a los promotores, como se comprometió durante la campaña electoral. La medida habría tenido un efecto de retroceso.

La idea de pagar en efectivo por la obra parece interesante, porque la Ciudad se evitará costos de intereses de $500M. Esto siempre que sigamos el plan.

En cuanto a contar con ingresos fiscales adicionales, la incertidumbre ligada al proyecto podría retrasar el “efecto sinérgico” con el que cuenta el alcalde, basándose en las experiencias de Montreal o Brossard.

La cuestión federal

Porque en el caso del tranvía de Quebec, aunque se haya firmado un acuerdo con Quebec, aún falta una importante contribución financiera del gobierno federal. A esto se suma el hecho de que el gobierno actual podría caer rápidamente.

Por un lado, la ministra Geneviève Guilbault culpa al gobierno federal y le exige que pague su parte. Por otra parte, el gobierno federal reitera que todavía está esperando documentos del gobierno de Quebec. No estamos fuera de peligro, especialmente si los conservadores, que se oponen al proyecto, llegan al poder.

El alcalde Marchand siempre podrá afirmar que esto no le asusta, porque están todos los ingredientes para no depender de las elecciones.

Sin embargo, existen límites a los riesgos que CDPQI y el gobierno de Quebec aceptarán asumir, incluso si este último se ha comprometido a reembolsar a la ciudad por futuros trabajos preparatorios.

Además, si Ma mí Guilbault está tan comprometida con la realización del proyecto que, a su vez, debería evitar utilizar “palabras verdes y gestos grises” cuando habla de él, parafraseando una expresión que utilizó ayer sobre el gobierno federal.

La funcionaria electa sigue socavando la aceptabilidad social del proyecto desde 2018. Nada que la ayude en sus negociaciones.

Mejorar el balance

A pocas semanas de un año electoral, Bruno Marchand está muy contento de poder incluir con letras doradas la firma del acuerdo sobre el tranvía en un balance hasta ahora beige.

No en vano prometió una primera palada de terreno en primavera, cuando todavía estaremos planificando, no ejecutando.

Aunque afirma que el tranvía ya ha comenzado, ya ha dicho lo mismo… justo antes de que se suspendiera el tranvía en 2023. La ciudad había dejado entonces de ser la directora del proyecto, lo que constituyó un revés y un gran usurpación de sus competencias municipales.

También en este caso habrá que ver hasta qué punto la Ciudad tendrá poder de persuasión y de decisión frente a sus socios. El ministro podrá decidir sobre ciertos aspectos y el CPDQI será responsable de los acontecimientos circundantes. El alcalde dice que tiene confianza. Lo encuentro optimista.

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