lEn la Cumbre Financiera de África (AFIS) 2024 en Casablanca, la ministra de Economía y Finanzas, Nadia Fettah, afirmó que las criptomonedas podrían desempeñar un papel clave en la ampliación del acceso a los servicios financieros. “Estas herramientas, a pesar de sus riesgos, pueden ser palancas para fortalecer la inclusión financiera, particularmente en las zonas rurales donde la oferta bancaria sigue siendo limitada”, subrayó. Esta posición marca una evolución significativa en el discurso oficial, hasta ahora dominado por un enfoque cauteloso.
Marruecos, gracias a su estrategia nacional de inclusión financiera, ya ha logrado avances notables. Pero las criptomonedas podrían llenar vacíos estructurales al abrir nuevas perspectivas, siempre que se construya un marco regulatorio sólido para limitar el abuso y el abuso. Esta ambición también se materializa en un proyecto de ley que regula los criptoactivos, actualmente en el circuito de adopción, como recordó recientemente el wali del Banco Al-Maghrib (BAM). Este texto, desarrollado en colaboración con el Banco Mundial y otros socios nacionales, tiene como objetivo conciliar la protección del usuario y el fomento de la innovación. Al mismo tiempo, Bank Al-Maghrib también está explorando las monedas digitales del banco central (MDBC). Este proyecto, lanzado hace tres años, tiene como objetivo evaluar su potencial para modernizar los sistemas de pago y fortalecer la inclusión financiera. Un enfoque que ilustra el deseo de las autoridades no simplemente de seguir la tendencia global, sino de adoptar un enfoque reflexivo y adaptado a las necesidades locales.
Una locura a pesar de las restricciones
Aunque las criptomonedas están oficialmente prohibidas en Marruecos desde 2017, el interés ciudadano no ha decaído. Según el informe Geografía de las criptomonedas 2023 de Chainalysis, Marruecos ocupa el puesto 20 en el mundo en términos de adopción de criptomonedas, un descenso respecto al puesto 14 anterior, pero que sigue siendo impresionante dadas las limitaciones legales.
Además, el Reino registra el valor más alto de transacciones criptográficas en la región MENA, superando a países como Argelia y Egipto. Los datos de 2022 revelan que el 4,9% de los marroquíes poseían algún tipo de criptomoneda, lo que sitúa al país entre los líderes africanos en términos de adopción. Según Insider Monkey, Marruecos también ocupa el puesto 13 en el mundo en cuanto al uso de bitcoin, prueba del persistente entusiasmo por estos activos. Si la adopción de criptoactivos está en marcha, el desafío radica en establecer una regulación equilibrada. No se trata sólo de proteger a los usuarios, sino también de garantizar una integración armoniosa con los sistemas financieros tradicionales.
Según Badr Bellaj, experto en criptomonedas y blockchain, las futuras regulaciones deberían basarse en gran medida en los modelos ya existentes, con el establecimiento de licencias para entidades que ofrezcan servicios criptográficos bajo condiciones estrictas. Al adoptar la ley Pacte en 2019, Francia fue uno de los primeros Estados que definió el concepto de “activo digital” y reguló determinadas cuestiones esenciales vinculadas al ecosistema de la tecnología blockchain y de los activos digitales. La estrategia marroquí parece clara: integrar las criptomonedas en la economía, pero bajo control.
A diferencia de otros países donde la regulación sigue siendo vaga o inadecuada, Marruecos desea sentar las bases de su propio modelo, combinando innovación y seguridad. La verdadera prueba para Marruecos será articular esta ambición con las expectativas de los inversores y la rápida evolución de un mercado altamente especulativo. ¿Y si en unos años Marruecos se convirtiera en un referente regional en materia de criptomonedas? Una cuestión que, hasta ayer, era motivo de especulación. Pero hoy, dadas las señales enviadas por el gobierno y el Banco Al-Maghrib, bien podría tratarse de una hipótesis seria.
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