La medida, adoptada por unanimidad en el Senado, pero que no fue aprobada por la otra cámara del Congreso, habría permitido poner fin a los cambios horarios. Pero también habría significado amaneceres muy tardíos en algunos estados en invierno.
“Cambiar el tiempo es un concepto obsoleto, que es fuente de frustración y confusión”, argumentó entonces el senador Marco Rubio, autor del proyecto de ley y ahora designado próximo jefe de la diplomacia estadounidense por Donald Trump.
Estableció un vínculo directo de causa y efecto entre los cambios de hora y un aumento de “ataques cardíacos y accidentes automovilísticos”, y promocionó los posibles efectos beneficiosos sobre la economía del horario de verano permanente.
En 2019, cuando Marco Rubio presentó un primer proyecto de ley en esta dirección, el presidente Donald Trump tuiteó: “¡Hacer permanente el horario de verano está bien para mí!”.
En Europa, el Parlamento Europeo adoptó en 2019 el abandono de los cambios de hora, pero desde entonces su implementación se ha pospuesto muchas veces.
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