(SenePlus) – El antiguo palacio de justicia de Dakar acoge hasta el 7 de diciembre la 15ª edición de la Bienal de Arte Africano Contemporáneo, bajo el tema “Despertar” y “Xall wi” (el velorio, en wolof). Como informa Le Monde, este gran evento está, por primera vez en su historia, enteramente orquestado por mujeres.
El periódico parisino detalla que cincuenta y cuatro artistas del continente, diásporas y espacios afrocaribeños se están apoderando de este edificio brutalista abandonado hace mucho tiempo, transformado para la ocasión en un escaparate de arte contemporáneo. La Salle des Pas Perdus, explica Le Monde, se ha transformado en un jardín fantástico, que simboliza la llamada a un despertar colectivo frente a los desafíos ecológicos y las secuelas de la colonización.
Entre las figuras destacadas de esta edición, Le Monde destaca a Anta Germaine Gaye, decana de la pintura moderna senegalesa, que presenta sus obras de “suweer” (pintura sobre y bajo vidrio), una técnica nacida de la resistencia artística a la colonización. El diario recoge sus palabras: “En 1911, el gobernador general, William Ponty, había prohibido la cromolitografía procedente de Marruecos que representaba figuras de santos”, explica el artista al periódico, “los pintores eludieron la prohibición con vidrio y tinta china”.
En su reportaje, Le Monde se centra en la instalación “Cotton Blues” de Laeila Iyabo Adjovi, ganadora del gran premio de 2018, que explora la memoria del algodón a través de cianotipos que evocan “los azules de los antiguos esclavos de los campos de algodón estadounidenses más que los benineses”. Los productores de algodón hoy son golpeados por una globalización devastadora.”
El diario francés presenta también a la beninesa Moufouli Bello, que aborda con humor la cuestión de los residuos electrónicos en su vídeo “La ventana a la vista”, mientras que Agnès Brezephin gana el gran premio de esta edición con “Au fil de soi(e)”, una obra conmovedora. sobre el incesto. Le Monde cita al artista martiniqueño: “No puedo creer que por fin me hayan escuchado”.
El periódico también analiza al artista keniano Wangechi Mutu y su monumental instalación en la antigua Corte Suprema, cuestionando la herencia colonial y la justicia a través de una diosa afrofuturista rodeada de poderosos símbolos.
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