En Namibia, la heredera política Netumbo Nandi-Ndaitwah sueña con convertirse en la primera presidenta
Candidato del partido Swapo, históricamente en el poder en Namibia, Netumbo Nandi-Ndaitwah, de 72 años, aspira a pesar de diversos obstáculos a convertirse en el primer presidente del país al final de las elecciones del miércoles, que prometen ser las más reñidas desde la independencia en 1990.
El desafío es doble para “NNN”, figura de la lucha por la liberación de este país del sur de África. Debe convencer tanto a los jóvenes, duramente afectados por el desempleo masivo, como a la “sociedad más bien patriarcal” de este país del sur de África, describió a la AFP John Mendelsohn, autor de un atlas sobre Namibia.
“No creo que la sociedad namibiana esté preparada para una presidenta”, afirmó la analista independiente Marisa Lourenço, “incluso si ha habido otros ejemplos en otras partes de África”.
Sin duda, Ellen Johnson Sirleaf fue elegida presidenta de Liberia en 2006 (por primera vez en el continente), pero ejemplos similares son raros.
“Es difícil juzgar si los electores están dispuestos a votar por una mujer”, especialmente “en las regiones del norte” de Namibia, bastiones de Swapo, señala Henning Melber, investigador del Instituto Nórdico de África en Uppsala (Suecia).
Su nominación como candidata por el politburó de Swapo fue impugnada, incluso ante los tribunales, sin éxito. “¿Eso significa que no votarán por ella?”, pregunta Melber sobre sus oponentes internos.
“Su edad y el hecho de ser un pilar de Swapo” constituyen un obstáculo importante, observa Marisa Lourenço, en un país donde el 63% de sus tres millones de habitantes tienen menos de 30 años y, por tanto, nacieron después de la independencia.
“Dicen que soy demasiado mayor, que necesitamos jóvenes. No niego mi edad”, se defendió en 2022.
La vicepresidenta, inseparable de sus gafas de montura dorada, se esfuerza en sus reuniones por rimar vejez y sabiduría, en tejidos azules, rojos y verdes, colores que Swapo comparte con la bandera de Namibia.
Hija de un pastor anglicano, Netumbo Nandi-Ndaitwah mantiene posiciones conservadoras, siendo en particular “partidaria de una legislación estricta sobre el aborto”, prohibido salvo en circunstancias excepcionales, señala Henning Melber.
Su partido también votó en el verano de 2023 a favor de una ley que prohibía el matrimonio entre personas del mismo sexo y sancionaba a sus partidarios después de que una sentencia del Tribunal Supremo autorizara el reconocimiento de las uniones celebradas en el extranjero, por ejemplo en África, en el vecino Sur.
– años moscovitas –
Su equipo de campaña, que ha desviado sus tres N hacia el eslogan “Noviembre, Namibia, Netumbo”, lucha por presentar el de la novedad. “NNN” sigue siendo miembro de la Asamblea desde 1990 y ministro desde 2000.
“No es muy atractivo para los votantes”, opina Marisa Lourenço. “Ha estado ahí durante años y parece ser parte del status quo”.
A pesar de un subsuelo rico en minerales, en particular uranio, y de yacimientos de petróleo en alta mar recientemente descubiertos, Namibia sigue siendo, detrás de Sudáfrica, el segundo país más desigual del planeta, según el Banco Mundial.
La candidata, llamada “portadora de la antorcha” en sus carteles de campaña, promete “facilitar la creación de empleo atrayendo inversiones a través de la diplomacia económica”.
De paso por Rusia durante su exilio en los años 1970, la activista estudió en el Komsomol, la organización juvenil del Partido Comunista Soviético.
“También estudió en el Reino Unido, pero sus vínculos con Moscú parecen haberla afectado mucho más”, afirma Henning Melber. “Ella interiorizó una especie de sentimiento antioccidental”.
Sin embargo, como el país “desea atraer grandes inversiones en su sector petrolero”, bajo su presidencia, Marisa Lourenço no imagina que “Namibia se vuelva hostil a Occidente”.
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