Los nombramientos del presidente electo para cuatro puestos clave constituyen un dedo medio hacia las instituciones estatales y una prueba para los funcionarios republicanos electos.
Si Donald Trump parecía sorprendido en 2016 cuando se enfrentaba a la tarea de formar su gabinete, esta vez sabe lo que está haciendo y está actuando con rapidez.
Sus rápidos nombramientos subrayan su intención de sacudir el aparato estatal, satisfacer su sed de venganza y aplastar la resistencia a su autoridad.
Citas alarmantes
Para Defensa, Trump propone a Pete Hegseth, presentador de Fox News y ex comandante de las reservas sin experiencia real en gestión que se destaca por sus opiniones extremistas. Si consigue este puesto, las amenazas de Trump de purgar a los generales que considera desleales y de utilizar al ejército para someter a sus oponentes o deportar inmigrantes tendrán que tomarse muy en serio.
En Inteligencia, la nominación de la ex representante demócrata Tulsi Gabbard, una poderosa persona que se convirtió en estrella de Fox News, está causando sudor frío. Un apologista de Vladimir Putin y del dictador sirio Bashar al-Assad, a quien la televisión estatal rusa ha apodado “nuestra novia”, podría hacer que el aparato de inteligencia de Estados Unidos sea completamente ineficaz.
El nombramiento de Robert F. Kennedy J.r a Sanidad no es menos preocupante. El hombre que se ha distinguido por su cruzada contra la vacunación corre el riesgo de destruir décadas de progreso en salud pública, lo que inevitablemente resultaría en innumerables muertes evitables. Como mínimo, confiar este ministerio a un notorio charlatán socavará su credibilidad científica.
Peor aún es el nombramiento como juez de Matt Gaetz, un exrepresentante odiado por sus pares y un jurista mediocre cuya principal experiencia en los tribunales consiste en haber sido objeto de acusaciones creíbles de tráfico sexual y malversación de fondos de un menor. Es este tipo de títere el que permitiría a Trump volver el sistema judicial en contra de sus oponentes.
¿Qué quiere Trump?
Con estos controvertidos nombramientos, Trump claramente pretende provocar y demostrar la seriedad de su intención de sacudir el estado. Para este objetivo a largo plazo, a pesar de la lealtad de sus subordinados, su incompetencia y la inconsistencia legislativa de la estrecha mayoría republicana en el Congreso serán obstáculos poderosos.
En el mediano plazo, Trump buscará rápidamente saciar su sed de venganza. Primero hará grandes recortes en el servicio público –lo que corre el riesgo de socavar su capacidad para implementar ciertas políticas– y lanzará una guerra legal contra sus oponentes.
En el corto plazo, estos nombramientos constituirán una prueba del grado de servilismo de los funcionarios electos republicanos. ¿Con qué dureza tomará Trump medidas enérgicas contra los senadores que no le dan carta blanca? ¿Intentarán los senadores salvar las apariencias rechazando una o dos nominaciones inaceptables a cambio de un cheque en blanco para las demás? ¿Trump hará todo lo posible y evitará la confirmación del Senado para mantener intacto a su equipo?
Esto es algo a lo que hay que prestar atención. Los juegos detrás de escena de las próximas semanas mostrarán hasta qué punto el control de Donald Trump sobre su partido resultará en una consolidación autoritaria sin precedentes de los poderes presidenciales en sus manos.
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