El Partido Quebequense huele a poder y no le queda otra opción que empezar a presentar su plan de gestión de los asuntos públicos.
El sistema sanitario, que representa casi el 50% del presupuesto total de Quebec, es siempre el tema favorito de quienes desean ofrecernos un mejor método de gestión.
Hay que curar la “estructuraritis”
Los expertos invitados por el PQ el pasado fin de semana destacaron el uso cada vez mayor de medicamentos para tratar todas las dolencias, entre los jóvenes y los mayores.
Recetar una pastilla lleva menos tiempo que tratar la depresión, la hiperactividad o el aislamiento doloroso.
Cuando es todo el sistema sanitario el que está enfermo, también buscamos una solución rápida.
Para el CAQ, la prescripción es Santé Québec. Para el PQ, tal vez no. Mientras tanto, la enfermedad continúa. Se llama “estructura”.
Dejemos de volver a poner pasta de dientes en el tubo.
El sistema sanitario de Quebec está sangrando profusamente y no podemos quedarnos impasibles y no hacer nada si queremos salvar al paciente.
La gran mayoría de los observadores se muestran escépticos ante la idea de que una nueva superestructura como Santé Québec sea la solución a la desorganización del sistema, pero ya es demasiado tarde.
Las inversiones para crear Santé Québec son enormes y ya se han realizado. Retroceder en dos años sólo aumentará las interrupciones en la red.
Es necesario hacer las pruebas, pero un futuro gobierno que anuncie su intención de dar marcha atrás en un proyecto de este tipo no hará más que perjudicar su puesta en marcha y fomentar la inercia en la red.
Es hora de que trabajemos de manera transpartidista cuando llegue el momento de desarrollar reformas importantes. El chachachá electoral sólo desvía los bolsillos y la confianza de los ciudadanos.
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