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Delitos contra la vida silvestre: el pangolín africano en peligro – Lequotidien

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Un estudio reciente demuestra el alcance del tráfico de pangolines de África a Asia. Y el fenómeno se está intensificando a medida que desaparecen las especies de pangolines asiáticos. Cada año se cazan alrededor de 2,7 millones de pangolines en los bosques de África Central. La ONG Traffic añade que entre 650.000 y 8,5 millones de pangolines fueron arrancados de su entorno entre 2009 y 2020 en toda África Occidental. La caza furtiva y el tráfico de pangolines en África, según un estudio internacional del Ifaw, aumentó un 150% en 2017 y más del 200% en 2020.

Los últimos estudios del Ifaw han demostrado que el volumen y el número de incautaciones de pangolines ha aumentado en todo el mundo. A medida que se vuelve cada vez más difícil cazar pangolines furtivamente en Asia, los traficantes ahora están recurriendo a África, que se ha convertido en su coto de caza favorito.

Reconocido como uno de los animales más traficados del planeta, el pangolín no es cazado para convertirlo en un trofeo como los grandes mamíferos. Pero es cazado y comercializado ilegalmente por sus escamas, que se cree que tienen propiedades medicinales, y por su carne, considerada un manjar en algunos países, lo que contribuye a la disminución de las poblaciones de pangolines. A pesar de la falta de evidencia científica que respalde estas afirmaciones, la demanda persiste.

La caza furtiva no sólo tiene un impacto devastador en las poblaciones de pangolines, sino que también conduce directamente a la pérdida de individuos y altera sus patrones reproductivos, impidiendo así que su población se recupere. La industria de la caza furtiva no regulada, junto con los recursos limitados para hacer cumplir la ley en muchos países africanos, plantea desafíos importantes para la conservación eficaz del pangolín.

Kenia es un centro para el tráfico continental de pangolines. Especies de Camerún, República Democrática del Congo y Senegal. En África occidental, Nigeria es un centro para el tráfico de la especie. Desde 2021, Kenia ha registrado 20 casos de incautaciones de pangolines en los aeropuertos. Ni siquiera la falsa afirmación de que el pangolín está en el origen de la expansión del Covid-19 ha disuadido a los traficantes.

Singapur interceptó un envío de 14,2 toneladas y otro de 14 toneladas procedentes de África occidental y central en 2019. Casi el 90% de las escamas de pangolín incautadas procedían de Nigeria y Kenia o transitaban por ellas. En abril de 2020, la Aduana de Malasia incautó un envío de 6 toneladas de escamas de pangolín escondidas en bolsas de maní procedentes de Nigeria, con destino a Vietnam.

En marzo de 2020, se incautaron en la frontera entre Camerún y Nigeria miles de kilogramos de escamas de pangolín, por un valor de 5 millones de euros. La Eagle Network (Activistas ecológicos para la gobernanza y el cumplimiento de la ley), una organización que lucha contra los delitos contra la vida silvestre, ayudó a la Aduana de Camerún en esta incautación.

Sin embargo, los pangolines desempeñan un papel vital en el ecosistema. Sus hábitos alimentarios ayudan a controlar las poblaciones de insectos que, si no se controlan, pueden tener consecuencias devastadoras para las industrias agrícola y forestal. Al excavar hormigueros y termiteros, los pangolines airean el suelo, promueven el crecimiento de las plantas y contribuyen al equilibrio de los ecosistemas.

Los pangolines, como insectívoros, sirven como controladores naturales de plagas. Su insaciable apetito por las hormigas y las termitas ayuda a controlar las poblaciones de insectos, promoviendo así el equilibrio ecológico general. Además, al excavar en hormigueros y termitas, los pangolines mejoran sin darse cuenta la salud del suelo y el crecimiento de las plantas. Mientras buscan su próxima comida, las acciones de los pangolines desempeñan un papel vital en el mantenimiento de un ecosistema saludable.

Además de su importancia ecológica, los pangolines tienen características físicas únicas que los convierten en criaturas verdaderamente fascinantes. Con su lengua larga y pegajosa, pueden extenderse hasta 40 centímetros para capturar a sus presas. Sus lenguas están cubiertas de saliva pegajosa que les permite atrapar fácilmente hormigas y termitas. Además, los pangolines tienen garras afiladas que utilizan para penetrar hormigueros y montículos de termitas. Estas garras son tan poderosas que pueden atravesar fácilmente el suelo duro y la corteza de los árboles.

En 2016, el pangolín fue incluido en el Apéndice 1 de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), es decir, entre las especies más amenazadas. Su comercio está prohibido. Este convenio ha entrado en vigor en 182 países, incluida China, más la Unión Europea.

Muchos países también han adoptado leyes y políticas para combatir el comercio ilegal de vida silvestre y proteger a los pangolines. Fortalecer los marcos legales y aumentar las penas por la caza furtiva y el tráfico son pasos esenciales para disuadir la actividad criminal.

Además, las colaboraciones internacionales como la Cites desempeñan un papel crucial en la regulación del comercio y la promoción de la conservación del pangolín. Organizaciones conservacionistas internacionales como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) participan activamente en los esfuerzos de conservación del pangolín, sin olvidar el papel de aplicación de la ley desempeñado por la red Eagle, con el fin de disuadir a los traficantes.

Es cierto que la conservación del pangolín enfrenta desafíos multifacéticos, pero los esfuerzos colectivos de las organizaciones internacionales han desempeñado un papel fundamental, aumentando la atención sobre la extinción del pangolín y de otras especies silvestres protegidas en peligro de extinción.
correspondencia especial

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