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El presidente de la Comunidad Valenciana admite “errores” pero no dimite – Libération

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Dos semanas después de las mortales inundaciones que asolaron el sureste de España y mataron a más de 220 personas, el conservador Carlos Mazón reconoció en un discurso su parte de responsabilidad, acusando a los servicios centrales del Estado de haber proporcionado información inexacta.

Dos semanas después de las mortales inundaciones en la comunidad autónoma de Valencia, en el sureste de España, el presidente de la región, Carlos Mazón, habló por primera vez este viernes 15 de noviembre ante el parlamento regional y admitió que había habido “errores” en la gestión de la catástrofe, cuyo balance provisional se elevaba el jueves a 224 muertos.

“No voy a negar (que hubo) errores”declaró Mazón en un discurso pronunciado por iniciativa suya, con el fin de informar sobre la respuesta de las autoridades a esta crisis sin precedentes. “No eludiré ninguna responsabilidad”añadió. “Como presidente de la Generalitat (gobierno regional), quiero pedir disculpas” a los residentes que tenían “la sensación de que la ayuda no llegaba o no era suficiente”continuó Carlos Mazón. El presidente anunció la formación de una comisión parlamentaria para “toda la luz» sobre los acontecimientos y esperaba que el Congreso de Madrid hiciera lo mismo.

Más de tres horas para almorzar

El sábado 9 de noviembre, miles de personas se manifestaron en las calles de Valencia para exigir la dimisión del líder del PP (Partido Popular, conservador), acusado de haber ignorado la gravedad de las alertas y haber reaccionado con lentitud. Ese jueves, Mazón almorzó con un periodista de televisión al que le ofreció la dirección de A Punt, la agencia audiovisual pública de la región. Las fiestas se prolongaron durante más de tres horas, sin que el presidente creyera útil acortarlas. A las 18, cuando Carlos Mazón sale del restaurante, ya lleva una hora en marcha una reunión de crisis.

Le llevará una hora más llegar a esta celda, debido, como justificará más tarde, a los atascos. Sólo pasadas las 20.00 horas se envió una alerta de refugio a los móviles, en dos oleadas, mientras muchas zonas de la provincia y de las afueras de Valencia ya estaban inundadas, las carreteras sumergidas y los vehículos arrastrados por el agua. En su discurso ante los diputados autonómicos, el presidente de la Generalitat no mencionó ni una sola vez su agenda para el fatídico jueves.

Unas 300 personas se reunieron frente al Palacio de Benicarló en Valencia, sede del Parlamento y antigua casa de la famosa (y tóxica) familia Borgia. Los manifestantes gritaron “mentiroso” o “el presidente en Picassent”un pueblo de las afueras conocido por su prisión.

Hasta ahora, el presidente había dado explicaciones contradictorias sobre su gestión de la crisis, lo que equivalía a echar toda la culpa al Gobierno central. Una narración iniciada al día siguiente del desastre por el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que exculpó a su colega de partido incluso antes de evaluar el alcance de la tragedia. El viernes se repitieron los mismos argumentos: el presidente juzgó “legítimo para preguntar” si las organizaciones responsables de las mediciones de lluvia “se vieron desbordados, y si todos los actores tuvieran información suficiente en tiempo y forma para activar protocolos”.

La región asegura haber recibido información vaga, incompleta o incluso falsa de dos organismos dependientes de Madrid: la Meteorología Nacional (Aemet) y la Confederación del Río Júcar, equivalente a una Agencia del Agua en Francia. Las dos instituciones, no obstante, recordaron los numerosos mensajes enviados a las autoridades valencianas sobre el empeoramiento de la situación a lo largo de la jornada, además de los avisos publicados en las redes sociales varios días antes de las lluvias torrenciales. Mazón y su entorno ignoraron también otras señales: las decisiones de suspender sus actividades tomadas a mediodía por universidades, centros educativos o incluso la fábrica Ford de Almussafes, una de las principales patronales de la región.

Un comisario europeo cuestionado

La comparecencia de Carlos Mazón repercute hasta Bruselas, donde los eurodiputados deben decidir el nombramiento de la española Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión Europea para la Transición Ecológica y la Competencia. El Partido Popular pidió a sus aliados en el PPE (el mayor grupo parlamentario) que rechazaran esta elección, alegando que Ribera es el actual ministro de Transición Ecológica en Madrid y, como tal, tendría responsabilidad por los fallos en la gestión de las inundaciones. El martes, durante su audiencia ante los diputados, respondió durante tres horas a ataques violentos de funcionarios electos de derecha y extrema derecha.

Actualizado a las 14:11 con las declaraciones de Carlos Mazón

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