Para dar forma a esta gira mundial sentimental y artística que une a la pareja, los arquitectos Claudio Lazzarini, Carl Pickerin y Marco Lavit (para los espacios exteriores) han reinventado el espacio en su totalidad, creando, en el corazón de un vacío de 1.000 metros cuadrados. metros, un encuentro fluido, casi acuático, de círculos concéntricos. El salón se estructura en torno a un acogedor sofá hundido sobre el cual una pasarela aérea da acceso a los espacios privados, separados por cortinas de terciopelo en tonos violetas y con un efecto teatral creado por el padre de Rossella Colombari, famoso anticuario piamontés. La historia de la fotografía desde 1845 hasta nuestros días está ampliamente destacada en todos los muebles, en las paredes, en las estanterías e incluso en el magnífico expositor firmado por el diseñador Mario Gottardi.
En este entorno, la fotografía en blanco y negro ocupa un lugar privilegiado, aunque aquí y allá destacan como guardianes cromáticos, a la espera de emociones fuertes: toques de rojo, rojo sangre, rojo escarlata, rojo deseo… como este retrato de mujer. Por Paolo Ventura. Otro toque de esta paleta que magnifica la suntuosidad de esta casa, los sillones de terciopelo rojo de Carlo Scarpa del auditorio Conciliazione de Roma.
Finalmente, sólo queda bajar al nivel del espacio abierto tan rico en imágenes y sugerencias, y caminar por un pasillo donde vibran las fotografías sobre papel a la albúmina tomadas en Marruecos, Egipto, Birmania, Ceilán, Sri Lanka… antes. unirse al spa. Allí, paredes de madera tratada, grabados japoneses, una piscina con reflejos iridiscentes y una lámpara en forma de disco solar, como un círculo más que brilla en la noche. Porque esta isla es diferente a todas las demás.
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