Hasta el momento, los servicios de emergencia han “localizado y registrado 211 muertos”, prosiguió el líder socialista, precisando que prosiguen las operaciones para encontrar a las personas desaparecidas, cuyo número se desconoce por el momento. El último informe de las autoridades, publicado el viernes por la noche, señala al menos 207 víctimas, 204 de ellas en la región de Valencia, la más afectada por este espectacular mal tiempo. Otras dos personas murieron en Castilla-la-Mancha y una tercera en Andalucía.
Interrogado por la cadena de televisión Antena 3, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, indicó que era “imprudente dar una cifra”. Pero “es probable (…) que haya más muertes”, afirmó.
Los socorristas esperan encontrar más víctimas, en particular entre los cadáveres de los coches volcados por los torrentes de barro, que aún cubren los aparcamientos y las calles de las localidades más afectadas.
“Graves problemas y deficiencias”
Para hacer frente a esta situación, Pedro Sánchez anunció el envío “en las próximas horas” de 5.000 militares adicionales, tal y como solicita la Generalitat Valenciana. Esta cifra eleva el número total de soldados desplegados sobre el terreno a 7.000.
En las próximas horas también se enviarán al terreno casi 5.000 agentes de policía y gendarmes adicionales, lo que duplicará el número de agentes encargados de hacer cumplir la ley sobre el terreno. “Soy consciente de que la respuesta dada no es suficiente, sé que hay graves problemas y deficiencias”, declaró el Primer Ministro, mientras las críticas contra la falta de capacidad de respuesta de las autoridades no ceden.
La Generalitat Valenciana está acusada en particular de haber enviado un mensaje telefónico de alerta a los vecinos a última hora del martes, mientras que la Agencia Meteorológica Española (Aemet) había puesto la Comunidad Valenciana en “alerta roja” desde la mañana. Hoy, la prioridad sigue siendo la búsqueda de los desaparecidos y la reapertura de las carreteras para permitir la “entrega” de ayuda y el restablecimiento de los “servicios esenciales”, mediante la retirada de vehículos y escombros que impiden la circulación, aseguró Sánchez.
En total, se retiraron más de 2.000 coches y camiones dañados, así como cientos de toneladas de barro y escombros, según el jefe de Gobierno, que también prometió restablecer el orden en las zonas afectadas.
Derrames de solidaridad
Desde las inundaciones, ocurridas durante la noche del martes al miércoles, las autoridades han constatado actos de saqueos y robos. La policía ya ha realizado “82 arrestos”, dijo. En entrevista con el diario El País, el ministro de Transporte, Óscar Puente, reconoció que muchas localidades tenían “graves dificultades de comunicación porque la red está prácticamente destruida”. “La magnitud de este desastre no tiene precedentes en la historia de nuestro país”, insistió.
En este sombrío panorama, las manifestaciones de solidaridad continuaron, en particular en Valencia, donde miles de personas se reunieron al amanecer por segundo día consecutivo para dirigirse a pie a las localidades vecinas, equipadas con palas y escobas, según un periodista de la AFP.
“La ayuda es insuficiente. Afortunadamente, España sabe ser solidaria”, dijo a la AFP Alicia Izquierdo, que acudió el viernes a llevar dos carros llenos de comida junto a su hermana Marta a la casa de su hermano en Paiporta, un pueblo de más de 25.000 habitantes donde se han registrado al menos 62 muertes. sido grabado.
El viernes, el número de voluntarios fue tal que las autoridades pidieron a los vecinos que se desplazaban en coche hacia las comunidades afectadas que se quedaran en sus casas para no obstruir las carreteras e impedir el paso de la ayuda.
En las afueras de Valencia, el trabajo de los socorristas y militares debería desarrollarse bajo un cielo templado el sábado. Pero la Agencia Meteorológica Nacional advirtió que aún se producirían fuertes lluvias en la provincia de Castellón, en el norte de la Comunidad Valenciana, puesta en alerta naranja.
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