Los cetáceos, ya sean delfines, orcas o ballenas, dependen del sonido para navegar en el océano. Utilizan la ecolocalización para orientarse, encontrar comida o incluso comunicarse entre sí. Sin embargo, los motores de barcos, yates e incluso motos de agua crean un verdadero ruido bajo el agua.
« El ruido submarino generado por estas embarcaciones interfiere directamente en la comunicación de los cetáceos. Esto los desorienta, altera sus conductas alimentarias y sociales y, en ocasiones, les impide evitar los peligros. », advierte Hélène Peltier, investigadora del Observatorio Pelagis de la Universidad de La Rochelle.
En el Mediterráneo, una zona muy turística, este fenómeno es especialmente alarmante. Las especies locales, como el delfín mular o el rorcual común, están permanentemente expuestas a estas molestias.
Colisiones cada vez más frecuentes
Los cetáceos también se enfrentan a otro peligro: las colisiones con barcos. En algunas regiones, estos incidentes van en aumento. “ Las ballenas, especialmente las especies más lentas como los rorcuales o los cachalotes, a menudo no pueden esquivar las embarcaciones rápidas, lo que provoca colisiones mortales. », subraya el investigador.
Cada año, más de 3.500 cetáceos son encontrados muertos tras ser impactados por un barco, especialmente en zonas de intensa navegación como el Mediterráneo. Estos accidentes no sólo son una tragedia para los animales, sino que también demuestran los desafíos que plantea la convivencia entre humanos y fauna marina.
La necesidad de una regulación estricta
Ante la urgencia de la situación, los especialistas dan la voz de alarma. “ Es imperativo implementar medidas de protección para limitar los impactos del turismo marítimo en los cetáceos. », insiste Hélène Peltier. Entre las soluciones previstas, se encuentra la reducción de la velocidad de los barcos en determinadas zonas donde los cetáceos son numerosos, el establecimiento de corredores marítimos para evitar zonas de cría y alimentación, o incluso la creación de zonas marinas protegidas.
« El turismo en el mar no es necesariamente incompatible con la preservación de los cetáceos »
Algunas regiones, como Azores o Nueva Zelanda, ya han introducido normas estrictas para las excursiones de observación de cetáceos, limitando el número de embarcaciones o aumentando la distancia a respetar para no molestar a los animales. En Francia, la legislación todavía lucha por mantenerse al día, pero las iniciativas están empezando a ver la luz.
Un equilibrio por encontrar
El turismo en el mar no es necesariamente incompatible con la preservación de los cetáceos. Con una adecuada regulación y concientización turística es posible minimizar los impactos. “ El objetivo no es prohibir el turismo, sino encontrar un equilibrio entre el descubrimiento de la fauna marina y la protección de las especies vulnerables. », subraya el profesional.
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