INFOGRAFÍA – Intel espera ahorrar 10.000 millones de dólares gracias a un vasto plan social para ponerse al día en materia de inteligencia artificial. Por su parte, Nvidia está batiendo récords al recaudar 56.000 millones de dólares en ingresos en los dos últimos trimestres.
Mientras la euforia de la inteligencia artificial (IA) generativa impulsa a las empresas tecnológicas, Intel anunció a principios de agosto el mayor plan social de su historia (19.000 supresiones de empleo). ¿Su objetivo? Reducir su plantilla un 15% para lograr un ahorro de 10.000 millones de dólares. El grupo estadounidense fundado en 1968 ha prometido ser “más eficiente” y ponerse al día en materia de innovación e IA.
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Intel, que en el pasado fue dominante, ha ido perdiendo terreno poco a poco. Su arquitectura de chips, que se ha visto superada poco a poco por Samsung y TSMC en el sector de la fabricación, está siendo superada, en particular, por la tecnología ARM. Como resultado, su facturación ha caído de 79.000 millones de dólares a 54.000 millones de dólares entre 2021 y 2023, por detrás de Nvidia (61.000 millones de dólares).
Las pérdidas de Intel (1.600 millones de dólares en el segundo trimestre de 2024) han obligado a la empresa a recortar gastos. Aunque la nueva generación de chips sigue prevista para 2025 (con un acuerdo con Microsoft y ayudas del gobierno estadounidense), algunos proyectos de fábricas, sobre todo en Alemania, podrían verse en entredicho. Mientras tanto, su presencia en el índice Dow Jones está amenazada.
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Enfrente, su compatriota Nvidia, creada en 1993, bate récords al facturar 56.000 millones de dólares en los dos últimos trimestres. Su capitalización bursátil, que en su día superó los 3 billones de dólares, solo es superada por la de Apple y Microsoft. El resultado es un dominio indiscutible de los procesadores gráficos, componentes esenciales para el entrenamiento de la IA. En lugar de confinarlos únicamente al mercado de los videojuegos, Jensen Huang, el presidente de Nvidia, ha invertido miles de millones para hacerlos compatibles con otros usos que exigen mucha potencia de cálculo. Una estrategia que contrasta con la inacción de Intel.
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