Argelia parece encontrarse en el centro de crecientes tensiones diplomáticas en varios frentes internacionales. Los vínculos controvertidos con grupos activistas pro Kurdistán, la interferencia en los asuntos internos de los países vecinos y las tensas relaciones diplomáticas con las principales potencias reflejan la crisis de la diplomacia argelina.
El régimen argelino se ve ahora envuelto en focos de tensión que, lejos de resolverse, se están agravando con el tiempo. El reciente caso de Turquía y las diversas implicaciones de Argelia en cuestiones internacionales plantean cuestiones fundamentales sobre el alineamiento político y las verdaderas intenciones de Argelia.
Argel se encuentra en el ojo del huracán tras las acusaciones sobre la invitación a Argelia de activistas prokurdos, en particular miembros de Rojava y de las Fuerzas de Defensa del Pueblo (YPG), conocidos por su lucha por la independencia del Kurdistán. Las acusaciones se producen después de la caída del régimen sirio de Bashar al-Assad, un proceso que fue facilitado en gran medida por el apoyo turco a los rebeldes sirios.
El embajador de Argelia en Türkiye, Amar Belani, negó las acusaciones, argumentando que Argelia nunca había invitado a una delegación oficial kurda. Sin embargo, la situación sigue sin estar clara y plantea muchas preguntas. De hecho, algunos activistas, ondeando banderas de Rojava y de las YPG, fueron vistos en los campamentos del Polisario, bajo la vigilancia del ejército argelino y de los medios de propaganda argelinos. Estos hechos plantean dudas sobre la verdadera implicación de Argelia, sobre todo porque el proceso de obtención de un visado para viajar a Argelia implica una investigación sistemática de los solicitantes.
Cuesta creer que estos activistas, mundialmente conocidos por su apoyo a la independencia kurda, hayan podido entrar en territorio argelino y dirigirse a zonas tan sensibles como los campamentos del Polisario en Tinduf sin que las autoridades argelinas lo hubieran conseguido. conciencia. La situación plantea cuestiones fundamentales sobre el papel de Argelia en este contexto: ¿cómo podemos explicar la presencia de un grupo así en una zona bajo control militar argelino y del Polisario, sin la participación directa o indirecta de las autoridades?
El comunicado de prensa argelino que desmiente la invitación oficial de la delegación kurda suscita otro punto de controversia: la falta de reafirmación del apoyo de Argelia a la integridad territorial de Turquía. La diplomacia argelina parece así aceptar implícitamente la idea de una entidad kurda independiente, posición que corre el riesgo de deteriorar aún más sus relaciones con Ankara, ya debilitadas por las tensiones en torno a Siria.
Esta vaguedad diplomática deja perplejos tanto a los observadores como a los socios internacionales. Argelia, que afirma respetar la soberanía de los Estados, bien podría encontrarse en una situación en la que sus decisiones geopolíticas, marcadas por dobles discursos y ambigüedades, alimenten crisis de las que lucha por escapar.
Argelia, una presencia preocupante en muchos conflictos
Argelia, definitivamente presente en todos los focos de tensión, parece haber adoptado una postura de injerencia en varias regiones del mundo, contribuyendo a una inestabilidad creciente. Ya sea en Mali, donde la diplomacia argelina enfrenta tensiones militares y diplomáticas con Francia, en Libia, donde Argelia está directamente involucrada en los asuntos internos, o en Níger, donde los problemas fronterizos alimentan los conflictos, el país se ha convertido en un actor clave en múltiples crisis geopolíticas.
En Libia, por ejemplo, Argelia ha apoyado a ciertos grupos rivales, exacerbando así las divisiones internas del país, mientras que su posición frente al Sáhara marroquí sigue siendo un punto de tensión con Marruecos.
También se han puesto a prueba las tensas relaciones con Francia y recientemente con España. Por un lado, la diplomacia argelina se enfrenta a tensiones con París debido a las influencias de los activistas pro-Tebboune y, por otro, a disputas con Madrid, en particular sobre la cuestión del Sáhara y la política migratoria. De este modo, Argelia parece estar atrapada en una lógica de confrontación con sus vecinos, lo que contribuye al aislamiento del país en la escena internacional.